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DEVOLVER EL HUÁSCAR

ALGUNOS PARLAMENTARIOS CHILENOS QUIEREN DEVOLVER LIBROS AL PERÚ

Fuente: Diario Peruano Correo (26 de Marzo de 2007)

En www.correoperu.com.pe

Como un gesto de acercamiento con el Perú, un grupo de parlamentarios oficialistas chilenos realizan gestiones ante su Cancillería para la devolución de una parte de los libros saqueados de la Biblioteca Nacional del Perú durante la ocupación chilena.


Según el diario chileno La Tercera, la decisión de los legisladores vinculados al partido de Michelle Bachelet ayudaría a aliviar las tensiones diplomáticas entre ambos países que se acrecentaron con la suspendida difusión de la serie Epopeya sobre la Guerra del Pacífico.

Según el senador del Partido Socialista Alejandro Navarro estarían de acuerdo tal decisión el vicepresidente de la Cámara de Diputados de Chile, Marcelo Díaz y Jorge Tarud, integrante de la Comisión de Relaciones Exteriores de esa Cámara.

Dijo que la devolución de esos bienes ayudará a tender puentes entre Chile y Perú.

Como un gesto de acercamiento con el Perú, un grupo de parlamentarios oficialistas chilenos realizan gestiones ante su Cancillería para la devolución de una parte de los libros saqueados de la Biblioteca Nacional del Perú durante la ocupación chilena.


Según el diario chileno La Tercera, la decisión de los legisladores vinculados al partido de Michelle Bachelet ayudaría a aliviar las tensiones diplomáticas entre ambos países que se acrecentaron con la suspendida difusión de la serie Epopeya sobre la Guerra del Pacífico.


SOBRE LA CARTA A L@S CHILEN@S AMIGOS DE LO AJENO

EL SIGUIENTE ARTÍCULO HA SIDO PUBLICADO EN  www.elmostrador.cl

 

Escritores latinoamericanos reclaman a Chile devolución de libros peruanos

por  Pablo Soto A.

Intelectuales chilenos, peruanos y bolivianos, entre otros, suscribieron una misiva en la que demanda al gobierno de Santiago la restitución de valiosos textos sustraídos desde la Biblioteca de Lima durante la Guerra del Pacífico.

Bernardo Subercaseaux, académico chileno que adhiere a la carta de reclamo.
“Muy estimables, quiere el azar de los encuentros que este envío se encamine de entrada bajo el sello de la amistad, amistad en este caso (desmesurada, empero) de y con lo ajeno: toda una escena. De escena hablaremos. Un poco. Y de patrimonio. Meridianamente: de la escena de una sustracción patrimonial, de un robo de padre y señor nuestro; cultural, patrio-patriarcal, histórico. Y de impunidad, era que no, de un olvido por años contenido por las instituciones políticas, culturales como patrimoniales chilenas. No nos referimos esta vez a “la carta robada” (no exactamente) sino al libro y a la lectura, a los miles de libros y manuscritos sustraídos tiempo ha por el Gobierno de Chile desde la Biblioteca Nacional del Perú y que aún yacen, tal secuestro permanente, en manos del Estado chileno”.

Así comienza la carta firmada por más de 50 escritores e intelectuales latinoamericanos que exigen la devolución de los textos sustraídos desde la citada biblioteca peruana por Chile, durante la Guerra del Pacífico.

"Mientras tanto los libros y manuscritos afanados en Lima en esa guerra de expansión territorial que fuera la del Pacífico —que lo diga si no el (también secuestrado) mar boliviano— siguen sin ser devueltos y, hoy como ayer, tras la paletada, nadie dice nada”, agrega la misiva.

El texto apela a la categorización de quien fuera el rector de la Universidad de Chile en 1881, Ignacio Domeyko, quien en un informe al ministro de Educación de la época detalló los más de diez mil los volúmenes traídos como botín de guerra desde Perú. "¿Puede haber mayor descaro que certificar en el “Diario Oficial” de un país el patrimonio (ajeno) sustraído? ¿O es que el robo es parte de la cultura?”, se preguntan los escritores en la misiva.

Entre los chilenos que suscribieron la misiva se encuentra el académico de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Chile y escritor Bernardo Subercaseaux quien, en conversación con El Mostrador.cl, explicó las razones para respaldar esta protesta.

La principal razón que esgrime el académico para justificar la devolución de este material de alto valor histórico y patrimonial, es el acto de sustracción que significa mantener en Chile dicho material. “Creo que el respeto a los patrimonios culturales de los países es un elemento fundamental para cuidar una buena vecindad”, destaca.

La misiva también pide acelerar el funcionamiento de la comisión creada por el gobierno chileno para evaluar el estado y cantidad de libros sustraídos. “He sabido que el Ministerio de Relaciones Exteriores está al tanto del tema y está averiguando los detalles. Eso sería un muy buen gesto político de gran significación para la cultura y de unión entre los países, de devolver esos libros”, agrega.

Momento coyuntural

Si bien la misiva se suma a la postergación del documental de TVN “Epopeya”, basado en la Guerra del Pacífico, y al desistimiento de poetas del vecino país de participar en un recital poético en el "Huáscar", Subercaseaux lamenta la forma en que estos temas se abordan en Chile. “Se ve con un criterio del siglo XIX, que no tiene nada que ver con el mundo globalizado”, reclama.

Sobre los pasajes más fuertes de la carta -como por ejemplo “si ve a un chileno robando, déjelo; es parte de su cultura”-, el académico señala que a pesar de ello el objetivo de la carta es manifestar "un tono de unidad, un tono de igualdad”.

“Hay que entender que haya molestia, pero también hay un discurso predominante y que es claramente constructivo. Yo no estoy de acuerdo con este tipo de frases porque soy chileno, pero el balance general de la carta es constructivo”, dice.

En cuanto a la negativa de los poetas peruanos de participar en el recital poético en el Huáscar, exigiendo la devolución del buque, Subercaseaux marca diferencias: “Esas son cosas distintas, cuando hay guerra hay problemas de terreno y posesión. Pero los libros estaban en una biblioteca y son un patrimonio histórico y cultural y eso hay que respetarlo”, concluye.

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ADEMÁS:

Vea la carta completa

COMO SI FUERA HOY: LA GUERRA DEL SALITRE

Rafael Luis Gumucio Rivas*
Fuente:
www.elclarin.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=5948&Itemid=1190
 
La Constitución dictatorial de 1980, reformada por el presidente Ricardo Lagos y todos sus ministros, no piensa garantizar ni la libertad de opinión, ni la igualdad ante la ley, mucho menos la libertad de enseñanza, pues sólo garantiza la libertad de empresa. No podía ser de otra manera si consideramos su matriz conservadora y neoliberal. Los diarios pertenecen a dos grandes compañías, El Mercurio y Copesa; los canales de televisión a dos grandes millonarios, Ricardo Claro y Sebastián Piñera.

Hay un Canal estatal, que tiene hoy un directorio supuestamente pluralista, y otro católico, razón por la cual no es nada extraño que se haya censurado el programa Epopeya, que trata de la guerra del salitre. Como la censura es una fea palabra dictatorial en estos tiempos, se disimula con una llamada telefónica del ministro Foxley al director del canal nacional a su director, Francisco Vidal. En el Chile de hoy las órdenes se llaman sugerencias: es muy peligroso para nuestras relaciones con el Perú pasar la famosa cinta Epopeya. Son tan débiles nuestras relaciones con los países vecinos que el solo hecho de recordar a historia puedan resucitar conflictos ya zanjados. ¿No sería mejor declarar inexistente el pasado, por medio de un decreto, como lo propone el un famoso ideólogo norteamericano? ¿Es que el público latinoamericano es tan ignorante que nuestros ilustrados lo creen incapaz de analizar la historia?

¿Nos les parece., queridos lectores, que este es un nuevo insulto a nuestra inteligencia? Como no he visto el documental de marras, me veo obligado a opinar, basado en comentarios que se han filtrado en la prensa. Al parecer, Rafael Cavada intentó basar la historia en un soldado desconocido, apoyándose en versiones de historiadores chilenos, peruanos y bolivianos. De todas maneras, esta forma de ver la historia es más verídica que la de historiadores conservadores de profesión, como la del militarista Gonzalo Bulnes y del nacionalista racista, Francisco Antonio Encina.

Para empezar, el nombre de “guerra del Pacífico” es completamente falso, más adecuado sería denominarla como la “guerra del impuesto de diez centavos” o “la guerra del salitre”. Su origen y desarrollo es meramente económico: el gobierno de Aníbal Pinto estaba sufriendo la peor crisis económica del siglo XIX y, para evitar el default tuvo que terminar con el patrón oro y reemplazarlo por el papel moneda; el Perú también estaba en crisis por lo cual se vio obligado a nacionalizar el salitre; los bonos peruanos estaban completamente devaluados. Es cierto que, además, existían intrigas diplomáticas con los vecinos, en especial el Tratado secreto entre Perú y Bolivia.

En esta guerra de intereses económicos, como siempre, se confunde la leyenda con la realidad: la famosa chupilca del diablo –mezcla de pólvora con aguardiente – es una entretenida invención del radio teatro Adiós al séptimo de Línea , del famoso escritor Jorge Inostroza, obra que provocó mi interés por la historia. En el fondo, los soldados eran cazados por las famosas levas forzosas, y dudo que estarían dispuestos a ir a morir, dirigidos por los ineptos generales. Es sabido que Manuel Baquedano tenía menos vocabulario que el hoy George Bush. La oligarquía ha sido muy inteligente para inventar sus propios héroes: en la guerra del salitre lo fueron los ministros civiles Rafael Sotomayor, padre del carnicero de la matanza de Santa María de Iquique; posteriormente lo fue José Francisco Vergara, radical, masón millonario y dueño de la Quinta que lleva su apellido. Mario Rivas, un periodista famoso y mordaz, escribió una monstruosa obra de teatro, cuya trama consistía en el abrazo entre Juan Verdejo y un aristócrata; según el autor, estos dos personajes habían ganado la Guerra del Pacífico. La oligarquía inventó el personaje Patricio Lynch, una especie de virrey británico, que dirigió la ocupación de Lima. Los soldados se dedicaron, brutalmente, a violar a cuanta niña peruana encontraron y, hasta hoy, no hemos devuelto los tesoros artísticos y literarios, robados a la capital del Rimac y, como en Chile todo es falso, la famosa estatua de Baquedano, en la Plaza Italia, corresponde al general Foch, héroe francés de la Primera Guerra Mundial.

Según el escritor Genaro Prieto, Arturo Prat perteneció a la cofradía de los rotarios, personas muy buenas para comer; miren que al héroe de Iquique se le ocurrió, nada menos, que preguntar que si había almorzado la gente, cuando sabía muy bien que luego iban ante la presencia del tata Dios, quien es muy reputado como un aficionado a los ayunos.

La mayoría de los críticos chilenos del Centenario culparon a la guerra del salitre de todas las desgracias del Chile de comienzos de siglo pasado: para MacIver, en su discurso Crisis moral de la República, culpa a la “peste” de la riqueza fácil del salitre de todas las corrupciones del Chile parlamentario. Para el profesor Alejandro Venegas, fue la Guerra del Pacífico y la contrarrevolución de 1891, las causantes de la corrupción de los banqueros y de la oligarquía campesina. Carlos Vicuña Fuentes fue partidario de abandonar el patrioterismo y entregar las cautivas Tacna y Arica al Perú.

¿Quiénes ganaron con la Guerra del nitrato? En primer lugar, la oligarquía, los banqueros y los especuladores, que no pagaron nunca más impuesto a la renta y vivieron del ocio que permitían los millones, producto de este regalo del desierto; en segundo lugar, el imperialismo inglés, representado por los reyes de la especulación de fines del siglo XIX, entre quienes se cuenta a John Thomas North, llamado el rey del salitre; North era un genio de la publicidad: inventó su origen pobre y que, a fuerza de trabajo, había llegado a la cima de la riqueza. Los inversionistas le creían a pie juntillas; sus acciones en la bolsa de Londres pagaban enormes dividendos y, como North no era nada de tonto, sabía muy bien que la riqueza del salitre era efímera y que sus precios subían y bajaban. Al morir North, había vendido todas sus acciones, dejando en la estacada a los ingenuos que le dieron fama de gurú.

North construyó, en Tarapacá, un verdadero imperio y, como sabía relacionarse muy bien, se hizo amigo de Robert Harvey, quien estaba a cargo, nombrado por los chilenos, de la administración de las Oficinas salitreras de Tarapacá y Antofagasta. North fanfarroneaba que sabía, por adelantado, el triunfo de los chilenos en la Guerra, por eso compró bonos peruanos, que estaban a precio de huevo; como el presidente Federico Santamaría reconoció la deuda del Perú, los activos de North se fueron a los cielos.

North se apropió, de muy mala manera, de la propiedad de las aguas que venían del valle de Pica. Su primera empresa estuvo destinada a vender agua potable – lo de potable es muy discutible, pues el agua era de muy mala calidad y cara, como lo asevera el profesor Venegas, en su visita a Iquique -. Posteriormente, creó un banco, dirigido por su amigo Dawson, un famoso banquero de Valparaíso, que había proporcionado créditos blandos a North; además, inventó una empresa que abasteciera las pulperías y sólo le faltaba el ferrocarril que llevara el salitre a los puertos de Iquique y Pisagua. A causa del monopolio del transporte del salitre explotó el conflicto con el presidente José Manuel Balmaceda, que quería chilenizar los ferrocarriles. El Consejo de Estado dio razón a Balmaceda, a pesar de las presiones de la oligarquía.

North tenía competidores, por cierto, entre ellos la famosa casa Gibbs y Hermanos, que también querían construir un ferrocarril. Ambas empresas habían comprado a sendos abogados y parlamentarios de la oligarquía, entre los más conocidos se cuenta a Julio Zegers y su hijo; los hermanos Enrique y David MacIver, Carlos Walker y Eulogio Altamirano, entre otros, todos enemigos de Balmaceda. En ese tiempo, como hoy, la política estaba completamente mezclada con los negocios.

El debate sobre los intereses económicos comprometidos en la contrarrevolución de 1891 se ha extendido hasta nuestros días. Alejandro Venegas, Julio César Jobet y Hernán Ramírez Necochea sostienen la tesis del papel preponderante de la alianza entre el imperialismo inglés y sus servidores oligarcas chilenos en la contrarrevolución de 1891. Blakemore, al criticar la tesis de Ramírez Necochea, sostiene que había un verdadero conflicto de intereses entre la casa Gibbs y North, por lo demás, Balmaceda no tuvo, según este autor, una verdadera política nacionalista y su pedestal se debe a un mito posterior, levantado por Arturo Alessadri Palma, Eduardo Frei Montalva y, sobretodo, Salvador Allende. García de la Huerta plantea la hipótesis de la multicausalidad del conflicto civil de 1891. Encina, Vial Correa y Edwards Vives sostienen que la guerra civil de 1891 tuvo como causa una colisión entre el autoritarismo presidencialista de Balmaceda y su ministro, Bañados Espinoza, y la mayoría parlamentarista del Congreso. Dejo al lector las ideas planteadas para que recurra a los múltiples textos sobre el tema, que existen en bibliotecas y tome su propia posición.

*Rafael Luis Gumucio Rivas es profesor de Historia de la Universidad Bolivariana, ex agregado cultural de Chile en Canadá, ex profesor de la Universidad Católica de Valparaíso, con postgrados en La Sorbona de París. Es colaborador habitual de El Clarín y de Gran Valparaíso, entre otros medios.

EL MITO DE LA GUERRA

Fuente: La Nación, Viernes 23 de Marzo de 2007


Dejemos al Gobierno tranquilo para rehacer los cauces para una relación fraternal y cooperativa, que trascienda los intereses meramente nacionales y busque el bien común regional y aun mundial.

José Aldunate s.j.

Me refiero al mito de una eventual guerra para la cual Chile se debe preparar.
En realidad, uno queda sorprendido. Oímos referirse al tema a gente que parece inteligente, en reuniones o en los medios de comunicación, y hablan sobre un enfrentamiento como algo eventual, ante lo que hay que estar premunido. La receta es la disuasión, la famosa referencia a los presuntos enemigos, capacitados para atacarnos. Más aún, ávidos por hacerlo.

Muchas veces descubro que aquel que habla es un marino o un militar, y empiezo a comprender. Pero a veces es un diputado de la Comisión de Defensa y aun de la de Relaciones Exteriores. Entonces pienso, ¿cómo podemos ser tan obsoletos? En una sesión escuché la vieja consigna romana: “Si quieres la paz, prepara la guerra”. Se dijo y nadie corrigió ni refutó. Pero confieso haber quedado algo
perplejo ante hechos bien contundentes. Personeros inteligentes y responsables han embarcado al país en una política armamentista, que ha costado varios miles de millones de dólares, los que bien se podrían haber empleado en viviendas, hospitales y cárceles que tanto escasean. Pero para justificar los gastos nuestros gobernantes han invocado la necesidad de disuadir.

Para este rearme ha prevalecido la política de Lagos y Bachelet de llevar bien las relaciones cívico-militares y apoyar la idea castrense de desligar a las Fuerzas Armadas del pinochetismo. Había que dejarlas contentas en algo fundamental como la modernización de material. El lazo de Chile con sus vecinos fue el punto débil o tal vez la falla principal del anterior Gobierno. Tenía dos posibilidades: hacerse respetar por la prepotencia armamentista o liderar una integración diplomática y un desarme colectivo. Eligió lo primero y la gestión actual la ha debido mantener.

Ahora, Chile busca cultivar las relaciones que había descuidado y encontrarse con los países sudamericanos, pero carga con el handicap de su prepotencia. Lo importante sería que dejáramos de buscar justificaciones para este rearme con el argumento tan odioso de la disuasión. Odioso porque exhibe una desconfianza hacia los vecinos.

Pero ¿por qué una guerra es un mito para Chile? Porque EE. UU. no pretende que se produzca un enfrentamiento en esta zona y sin su anuencia no habrá guerra. Porque tampoco la quieren nuestros vecinos. No hay reivindicación territorial alguna. El ex Presidente peruano Alejandro Toledo no quería otra cosa que un desarme conjunto y sólo ante nuestra posición debió ceder ante sus oficiales. Más aún, los lazos económicos en América Latina avanzan y Chile invierte en los países vecinos. Todo adelanto aquí supone la confianza y la paz.

Hemos entrado al nuevo milenio, de comunicaciones y acercamiento. Resulta absurdo querer mantener o revivir la agresividad y violencia de los siglos pasados. Podrá haber diferencias y conflictos, pero ante eso están el diálogo y los convenios. Alguno dirá “sí, la guerra es improbable, pero siempre posible”. Ni en lo individual ni en lo colectivo se puede vivir en función de los peligros posibles. Sólo un peligro probable se ha de tomar en cuenta.

Para ponernos al día debemos emprender un cambio cultural, consistente en superar el nacionalismo obsoleto, impregnado de militarismo, y abrirnos a relaciones integradoras y globalizadoras. Hemos visto cómo algún parlamentario reacciona de modo absurdo a cosas como los hielos del sur, los mapas argentinos, los fuertes bolivianos construidos por Hugo Chávez, los límites con Perú. Pero dejemos tranquilo al Gobierno rehacer los cauces para una relación fraternal y cooperativa, que trascienda los intereses meramente nacionales y busque el bien común regional y aun mundial.


Copyright © 2005, Empresa Periodística La Nación S.A.


Difundido por Amnistia Internacional - Chile
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Este material ha sido tomado de un medio de prensa de libre circulación en Chile, cuyo crédito se menciona en el despacho. Los envios no representan la postura de Amnistía Internacional.

Alejandra Mujica
Coordinadora de Información Pública
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Amnistía Internacional - Chile
www.amnistia.cl

EL HUASCAR Y CHILEPOESIA

Fuente:

www.elmostrador.cl/modulos/noticias/constructor/noticia_new.asp?id_noticia=213044

 
 

22 de Marzo de 2007


El Huáscar y Chile-poesía

por  Javier Campos*

Varias cosas están pasando este marzo de 2007 en Chile. Una combinación interesante entre países vecinos: historia y poesía. Por ejemplo, el asunto del documental hecho para TVN, “Epopeya”, que cuenta sobre la “Guerra del Pacífico” entre Chile, Bolivia y Perú. Leí que el embajador de Perú en Chile logró que ese documental se suspendiera. Lo avaló el canciller Foxley, y la ministra de Defensa Nacional lo confirmó, como se lee en las noticias recientes. Revuelo total porque se dijo, según el director del documental, que era una implacable imposición de la censura en Chile.

Luego, en otros diarios del domingo 18 de marzo, diferentes intelectuales opinaron -por el caso del documental “Epopeya”- sobre el conflicto que duró cuatro años (1879-1884), incluso un premio nacional de Historia dio su versión. Cuando uno lee desde la perspectiva de los chilenos (a esos respetables intelectuales por cierto) queda claro que son sus propias perspectivas. Es decir, sólo “desde la visión chilena” puesto, dicen ellos, que nuestro país fue a la guerra porque los “otros (Bolivia y Perú) “no cumplieron un tratado establecido”. Lo curioso es que ese diario chileno, El Mercurio, que pidió la opinión sobre “la Guerra del Pacifico”, no se la pidieron a ningún historiador peruano o boliviano. ¿Dónde está la diferencia de opiniones para el lector chileno? ¿O eso no es más que una manipulación nacionalista de El Mercurio?

Es cierto que hubo censura al postergar, no sé si indefinidamente, el documental “Epopeya” en el canal de televisión nacional. La censura es correcta de parte del gobierno ¡porque el canal pertenece a fondos del gobierno! Con razón la movida del embajador peruano en Chille, Hugo Otero, fue perfecta. Hizo llamadas a altas autoridades chilena y la cancillería le encontró la razón al embajador de que no era bueno remover esos asuntos delicados entre países vecinos.

Otra cosa es si hubiera ocurrido una censura tipo “estalinista” o cubana (ver mi columna “La vida de los otros en Cuba") y “Epopeya” hubiera sido censurada totalmente por el gobierno, aunque aquel documental estuviera en un canal no estatal. Por eso, para mí la discusión es un poco peregrina en cuanto a la “censura” del documental. Los medios del gobierno, y con fondos del gobierno, representan en algún punto la perspectiva del gobierno, y especialmente sensibles son los países vecinos cuando en esos medios presentan un análisis que ofende en este caso a Perú y Bolivia.

En otras palabras, la reacción de la Cancillería y de la ministra de Defensa ha sido política y es la correcta. No hay que ser un doctor en ciencias políticas para darse cuenta de que así funciona la “política real” en cualquier parte del mundo.

Y aquí viene el encuentro de “Chile-Poesía 2007”, donde los invitados de honor son los poetas peruanos que se están encontrando en estos días en Chile con las opiniones sobre el pasado histórico de los tres países involucrados en aquella guerra. Recientemente circuló por Internet una carta originada en Perú (y que yo firmé y también varios otros escritores chilenos y peruanos, y bolivianos), pidiendo que se devuelvan “los miles de libros y manuscritos sustraídos por el Gobierno de Chile desde la Biblioteca Nacional del Perú” (¿botín de guerra?) que el Ejército chileno se trajo durante la guerra (¿saldrá eso en el documental "Epopeya"?). Nadie ha dicho nada sobre esos libros, especialmente esos intelectuales chilenos, incluido el premio nacional de Historia (Sergio Villalobos) que hicieron análisis sobre la Guerra del Pacifico en El Mercurio del domingo 18 de marzo. Silencio absoluto sobre eso. ¿Creerán que no fue verdad? (nota 1).

Chile–poesía es un organismo cultural que dirige y controla absolutamente José Maria Memet casi en forma dictatorial. Allí no hay ningún comité de decisión diverso que discuta las propuestas y opciones, o si están son lógicas o pueden tener consecuencias inesperadas. Muy distinto a como ocurre generalmente en festivales Internacionales, y a los que he asistido de invitado, como el de Granada, Nicaragua, o de El Salvador. El poeta Memet inventó, pues, solito la idea de leer poesía en el barco peruano “El Huáscar”, mausoleo estancado en el puerto de Talcahuano, que es trofeo de guerra de la marina chilena. Unos poetas chilenos y otros peruanos leerán allí arriba de ese trasto, que es una carcacha recubierta por miles de capas de pintura y que representa un nacionalismo de la Edad de Piedra.

Una antigüedad que únicamente señala un nacionalismo chileno obsoleto que se le trasmite a generaciones de estudiantes que lo visitan. A mí, siendo estudiante secundario, me llevaron allí a visitar “El Huáscar” guiado por mi profesora de historia para hacernos consciente de que habíamos vencido a Perú y Bolivia en una de las más grandes hazañas de la marina nacional. Y de paso, pero muy profundamente, dejarnos en el inconsciente que esos dos países vecinos eran inferiores a nosotros. ¡Qué clase de historia chilena tenía! (y probablemente siguen estudiantes secundarios visitando aquel vejestorio).

Si hubiera sido invitado por alguien (no por Chile-poesía que en nada me interesa) a leer encima de ese barco peruano, lo habría rechazado de plano como lo hago ahora (pero cada artista decide qué hacer con sus invitaciones). Estoy de acuerdo con el poeta peruano Miguel Ángel Zapata, a quien conozco desde hace mucho tiempo, quien dijo en la Revista de Libros de El Mercurio, este domingo 18 de marzo, que lo que él desea es que “devuelvan El Huáscar a Perú y devuelvan también los libros robados por el Ejército chileno durante la Guerra del Pacífico”. No he escuchado a ningún miembro de Chile-Poesía decir eso, ni a Raúl Zurita, ni José María Memet, ni a poetas chilenos invitados allí. Lo que ya dijo Miguel Ángel Zapata vale para mí por todos los poemas que se leerán sobre el barquito el Huáscar este sábado 24 de marzo allá en Talcahuano.

Se podrá leer poesía por horas sobre ese barco, poetas chilenos, peruanos o bolivianos, pero nada cambiará aquel nacionalismo militar anquilosado de la marina chilena. Y he aquí la gran contradicción en los tiempos que vivimos, y que muchos poetas no ven aunque dicen “romper fronteras”, frase muy globalizada por cierto, pero sin sentido si se suben con sus poemas sobre ese trofeo de guerra el que después de la lectura, algún vino de honor de la marina chilena o empanaditas de queso, seguirá de todas maneras allí el barquito endeble, moviéndose inútil sobre las aguas de Talcahuano, algo que hace mucho tiempo se debió devolver a Perú.

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Nota 1. Ver la carta abierta pidiendo que se devuelvan los libros robados de la Biblioteca nacional de Perú por el ejercito chileno durante la Guerra del Pacifico. http://www.letras.s5.com/aa050307.htm

*Javier Campos es poeta, narrador, columnista, académico en una universidad jesuita en EE.UU.

NOTA DEL EDITOR DEL BLOG: La carta abierta también puede leerse en este blog. No estamos de acuerdo con la forma peyorativa (aunque afectuosa) del articulista para referirse al monitor peruano Huáscar, pero aprobamos sus intenciones de devolver esa nave al Perú.

 

A LAS AMIGAS Y AMIGOS (CHILENOS/AS) DE LO AJENO

CARTA ABIERTA

A LAS AMIGAS Y AMIGOS (CHILENOS/AS) DE LO AJENO

Fobia a la media tinta y al matiz. Todo crudo - ángulos y no curvas, pero pesado, bárbaro...
César Vallejo

Marzo, 2007. ... .. .. .. ..

Muy estimables,

quiere el azar de los encuentros que este envío se encamine de entrada bajo el sello de la amistad, amistad en este caso (desmesurada, empero) de y con lo ajeno: toda una escena. De escena hablaremos. Un poco. Y de patrimonio. Meridianamente: de la escena de una sustracción patrimonial, de un robo de padre y señor nuestro; cultural, patrio-patriarcal, histórico. Y de impunidad, era que no, de un olvido por años contenido por las instituciones políticas, culturales como patrimoniales chilenas. No nos referimos esta vez a "la carta robada" (no exactamente) sino al libro y a la lectura, a los miles de libros y manuscritos sustraídos tiempo ha por el Gobierno de Chile desde la Biblioteca Nacional del Perú y que aún yacen, tal secuestro permanente, en manos del Estado chileno.

Durante el año que recién pasó el gobierno de Michelle Bachelet dio pruebas varias de su voluntad de co-operar con su homólogo peruano, aun en materias culturales. La intervención de la presidenta chilena cantando "de memoria" el Himno Nacional peruano en la asunción de mando del presidente Alan García fue para muchos casi una escena fuera de escena (de protocolo) y a la vez una muestra de cuán íntimamente están a veces entretejidas las historias de peruanos/as y chilenos/as, aun desde la cuna (según indicara ella misma, Bachelet se sabe de memoria el himno peruano porque su madre, que había vivido en el Perú, se lo cantaba a menudo de niña). El Ministro de Relaciones Exteriores, Alejandro Foxley, al firmar un enésimo Tratado de Libre Comercio con Perú, declaró en nombre (en representación) de ambos países: "Chile y Perú queremos proyectarnos integrados hacia el resto del mundo". El Premio Pablo Neruda de Poesía, que otorga el Ministerio de Cultura de Chile a un/a escritor/a latinoamericano/a relevante, lo recibió esta vez el autor de la [Oh] Hada Cibernética! (el ocio del amor y la sapiencia) y de Sextina y otros poemas, el notable poeta limeño Carlos Germán Belli, de manos de la propia presidenta, y, a más abundamiento, la Feria del Libro de Santiago también tuvo como país invitado al Perú el año pasado. Incluso ChilePoesía, que no es un organismo estatal o de gobierno (sino una instancia de "gerencia cultural privada" según puntea su texto constitutivo, donde define como su objetivo primero el "potenciar" la poesía chilena en función de fortalecer "la imagen de país"), coincidencia o no, se habrá alineado en la misma dirección al hacer del Perú el "país" invitado especial para su versión 2007.

Mientras tanto los libros y manuscritos afanados en Lima en esa guerra de expansión territorial que fuera la del Pacífico - que lo diga si no el (también secuestrado) mar boliviano - siguen sin ser devueltos y, hoy como ayer, tras la paletada, nadie dice nada. Nadie se inquiete, empero: no seremos nosotros/as, abajo firmantes, quienes alcemos de golpe la voz en escena (¿pues cómo no sustraernos hoy a la escena?). Oigamos de entrada al rector de la Universidad de Chile que, muy a su pesar, dice, le tocó en su momento clasificar tal alucinógena quitada. En Mis viajes. Memoria de un exiliado (ed. póstuma, 1978), Ignacio Domeyko lamenta que un decreto gubernamental le encomendara clasificar el botín arrebatado a la Biblioteca de Lima. Califica tal misión como "la más desagradable y antipática" que le hubiera tocado pues le recordaba "lo que habían hecho los rusos" con bibliotecas y colecciones de la Universidad de Vilna [entonces Polonia, su patria natal; hoy ciudad lituana]. Calando bien la metida de pata en curso, el Rector de la Universidad de Chile dejó un minucioso inventario de los objetos ex/traídos, y exigió que fuera publicado por el Gobierno de Aníbal Pinto, "para que se viera el poco provecho que aportó al país ese robo y cuánto contribuirá para excitar animosidades entre dos naciones hermanas".

Entre el lunes 22 y el miércoles 24 de agosto de 1881, en efecto, el Diario Oficial de Chile publicó - con el título de Lista de libros traídos de Perú - el informe enviado por Domeyko al ministro de Educación de la época, con el detalle de los libros y objetos de ciencia sustraídos de Lima. Lo más valioso era según él "los más de 10 mil volúmenes", entre ellos varios incunables de inicios del Virreinato. ¿Puede haber mayor descaro que certificar en el "Diario Oficial" de un país el patrimonio (ajeno) sus/traído? ¿O es que el robo es parte de la cultura? (Sí, sí, cómo no, decir antropológico; no y más bien no, decir del Arte y de su Crítica; entretanto, un aviso en un supermercado de Suecia, hastiado del 'robo hormiga' de tanto chileno patiperro y/o exiliado, se habrá adelantado acaso a tales disquicisiones: "Si ve a un chileno robando, déjelo - dizque en sueco -; es parte de su cultura"). ¿No son por demás los países supuestamente más "civilizados" o "cultos" los más amigos de lo ajeno - una visita al Louvre, al Prado o al British Museum no bastaría? (El mismo Domeyko pareciera inclinarse por esta hipótesis, pues en el libro antecitado señala que vio "con gran tristeza que, siguiendo el ejemplo de nuestras guerras y depredaciones europeas, el gobierno chileno ordenó trasladar de Lima a Santiago la Biblioteca Nacional" peruana). En cualquier caso: robos hay y robos, apropiaciones ilegítimas y de otra laya (como acaso la misma palabra robo, tomada por el romance castellano del antiguo alto alemán roubon, R.A.E dixit). Entre Neruda "robándole" algunos versículos a Tagore (como buen colector de Rimbaud que fuera) y el saqueo de la Biblioteca Nacional de Lima por el ejército de ocupación chileno en la Guerra del Pacífico hay más de un abismo. ¿O no?

Este "crimen de lesa civilización" como lo llamara en su momento Manuel de Odriozola, erudito peruano a cargo de la Biblioteca saqueada, no cabe pues sino interrumpirlo a la brevedad - ni ha de permanecer sin más impune. ¿Pues qué le cabe a un Gobierno, a un Ministerio de Educación y/o de Cultura y a una Dirección Nacional de Archivos, Biblioteca y Museos por caso, si de facto o por omisión avalan, o persisten en avalar, tal más que centenario cultural secuestro? ¿Y qué les cabe si no orientan de algún modo su cometido por una promesa de justicia también en el "mundo" de la cultura? Su propia "esencia" en tanto instituciones se vería de raíz a su vez sustraída. (Con motivo de un reciente robo de una escultura desde del Museo Histórico Nacional, la Directora de Archivos, Bibliotecas y Museos de Chile habrá sido más que explícita: junto con reprobar y condenar el robo, subrayó que tal tipo de operación es ilegítima porque "atenta contra el libre goce del arte y del patrimonio a que tenemos derecho los chilenos". Como si el libre goce (estético como patrimonial) fuera prescribible en derecho, antes que experiencias pre-contractuales singulares, regalos o acaecimientos. En cualquier caso: límite crítico del robo como práctica u operación legítima en una política del archivo y de la memoria de un Estado de derecho democrático).

Hace un par de años el entonces Ministro de Educación de Chile, Sergio Bitar, dio a entender que se había creado una comisión para evaluar el estado y cantidad de libros plagiados, en vistas a devolverlos al Perú. ¿Qué hay de tal comisión? ¿Existe - aún? ¿No fuera hora de darle (un poco de) urgencia a la responsabilidad no sólo de devolver lo sustraído sino también de "reparar" en parte lo irreparable? ¿El robo de la Biblioteca de Lima como sinécdoque de esa guerra expropiatoria que lo hiciera posible? (Ricardo Palma, el célebre autor de las Tradiciones Peruanas, encargado de la reconstruir la Biblioteca de Lima tras el paso de los amigos chilenos de lo ajeno, en su informe al Ministro de Justicia del Perú del 12 de noviembre de 1883 es más que elocuente: "Biblioteca no existe; pues de los cincuenta seis mil volúmenes que ella contuvo sólo he encontrado setecientos treinta y ocho..."). Y si no hay restitución (íntegra, plenamente equivalente) posible ni nunca la hubo - no sólo porque mucho de lo sustraído se encuentra probablemente para siempre destruido o privatizado (algunos volúmenes con el sello de la Biblioteca de Nacional del Perú se vendieron en el comercio de Santiago, según atestigua Domeyko) sino también porque nadie podría evaluar lo que dicha sustracción y/o falta habrá implicado para lectores/as del Perú durante más de un siglo, ni, viceversa, como capitalización cultural (patrimonial) de Chile -; esto es, si nadie puede retrotraer el reloj al siglo XIX pues la máquina del tiempo como la maquinaria bélica no logra suturar sus discontinuidades ni reparar íntegramente sus desperfectos, posible sí es responder (y, mayormente, las instituciones públicas herederas de aquellas instituciones republicanas del siglo XIX) de y a la escena de saqueo por décadas en Chile obliterada. ¡Manos a la obra!

La obra pudiera llamarse por caso Los pagos (de Chile), El otro robo o simplemente Libros de vuelto en el jirón Arica. O aun algo más revuelto y/o chalaco que aún no acaba de nombrarse.

La escena se abre y se cierra sobre la cubierta del Huáscar, "museo flotante" y botín de guerra - del Pacífico.

Alguien entra y comienza a hablar en nombre de Chile (estamos aún en la representación [nacional]; "política" chilena, "teatro" chileno o "poesía" chilena, da igual), y si hablo en nombre de Chile, dice, respondo, prometo responder, también, de su sustracción, la de Chile. Del secuestro permanente de Chile en Chile. De los saqueos y expropiaciones de Chile. De los pagos y libros apropiados. De los corpus destruidos, privatizados y/o desaparecidos. Y responde, promesa incalculable, y da detalles. Y aun convoca a instituciones y personas que pudieran haber datos relevantes a que los entreguen. ¡Carajo! [Con perdón, no [nos] pidas perdón en este trance, seas quién seas, co-lector/a en la cubierta del Huáscar: disculpar/se sin más aquí sería acaso el mejor camino para olvidar tranquilamente, agravando de paso el crimen de lesa cultura; otra cosa fuera la responsabilidad, el teatro crudo de la responsabilidad - cruauté: antes que crueldad, traduciendo-transformando a Antonin Artaud: lo crudo, sólo más tarde claro y/o distinto (Krudes, später, im Fahren / deutlich, al decir de Paul Celan), lo aún no culturalmente cocinado; "la vida" misma, si se quiere, esto es, antes bien, aquello anterior a la separación (cultural) entre muerte y vida - lo que se da, lo que ocurre)]. Quien habla devuelve (vomita) un cuerpo ajeno en el propio cuerpo, lengua y habla; lo hace una y otra vez en la cubierta descubierta. ¡Ya está! ¿Qué? ¡En el Callao! (No tan rápido: luego acaso se precipiten las demandas como las indemnizaciones por daños y perjuicios, el juicio en su finitud infinito, el duelo interminable de la Armada de Chile y del nacionalismo recalcitrante, etc.). Alguien en la cubierta ya recubierta de vómitos como de frases, promete otro robo, un robo al cuadrado y/o impagable (por incobrable), tal aventura de un robo de una sola ventura; en La Punta alguien se tira al agua. (Queda abierto aquí si se trata de un pasaje a otra escena o si entramos en un intermedio o momentánea interrupción de la relación o si estamos ante el provisorio imprevisible fin de la obra, su, al decir de A. Artaud, mise en scène).*

¡Y no! ¡No! ¡No! ¡Qué ardid, ni paramento!
Congoja, sí, con sí firme y frenético,
coriáceo, rapaz, quiere y no quiere, cielo y pájaro;
congoja, sí, con toda la bragueta.
Contienda entre dos llantos, robo de una sola ventura,
vía indolora en que padezco en chanclos
de la velocidad de andar a ciegas.
C. V.

Carlos Estela (en Lima), Vilma Tapia Anaya (en Cochabamba), Soledad Fariña (en Santiago), Carlos López Degregori (en Lima), Andés Ajens (en Concepción/Santiago), Wilson Bueno (en Curitiba), Roberto Echavarren (en Montevideo), Jorge Campero (en La Paz), José Kozer (en La Habana/Hallandale), Soledad Quiroga (en La Paz), Mariela Dreyfus (en Lima/New York), Edmundo Paz Soldán (en Cochabamba/New York), Pedro Granados (en Lima), Carlos Henrickson (en Valparaíso), Cé Mendizabal (en La Paz), Olga Grau (en Santiago), Reynaldo Jiménez (en Lima/Buenos Aires), Renato Sandoval (en Lima), Edgar Saavedra (en Lima/Cajamarca), Miguel Vicuña (en Santiago), Jussara Salazar (en Curitiba/Recife), Lupe Cajías (en La Paz), Cynthia Rimsky (en Santiago), Miguel Coletti (en el Callao), Alfredo Fressia (en Montevideo/São Paulo), Román Antopolsky (en Buenos Aires), David Bustos (en Santiago), Roger Santiváñez (en Piura/New Jersey), Silvio Mattoni (en Córdoba), Iván Trujillo (en Santiago), Zacarías Alavi (en La Paz), Luis Bravo (en Montevideo), Alberto Allard (en Santiago), Pedro Favaron (en Lima/Huanchaco), Eduardo Duarte (en Andacollo/Barcelona), Chus Pato (en Lalín), Vicky Aillón (en La Paz), Loreto Pizarro (en Santiago), Benjamín Chávez (en La Paz), Susy Delgado (en Asunción), Claudio Daniel (en São Paulo), Juan Carlos Ramiro Quiroga (en El Alto/La Paz), Horacio Herrera (en Buenos Aires), Raúl Castillo (en Ovalle), Sergio de Matteo (en Santa Rosa de la Pampa), Marcelo Mendoza (en Santiago), Marcelo Villena (en La Paz/París), Gary Daher Canedo (en Santa Cruz de la Sierra), Eduardo Espina (en Montevideo/Texas), Pedro Araya (en Valdivia/París), María Teresa Andruetto (en Córdoba), Fernando T. Barrientos (en Tarija/La Paz), Alejandro Banda (en Valparaíso), Luis Martínez Solorza (en Santiago), Humberto Giannini (en Santiago), Cecilia Vicuña (en Santiago/Nueva York), Laura Obrer (en Montevideo), Guillermo Daghero (en Córdoba), Paul Guillén (en Ica/Lima), Mauricio Rosenmann Taub (en Santiago/Essen), Javier Campos (en Concepción/Connecticut), Lía Rebaza (en Lima), Alejandro Mendez (en Buenos Aires), Luis Oporto Ordóñez (en La Paz), Damián Ríos (en Buenos Aires), Eduardo Milán (en Montevideo/México), Edmundo Paz Soldán (en Cochabamba/New York), Carlos Barbarito (en Muñíz, Buenos Aires), Alfredo Pita (en Celendín/París), Enrique Sánchez Hernani (en Lima), Rodolfo Pereira (en Cajamarca/Washington), Juan Fernando García (en Buenos Aires), Daniel Muxica (en Buenos Aires), Rolando Revagliatti (en Buenos Aires), Carlos Juárez Aldazábal (en Salta/Buenos Aires), Porfirio Mamani Macedo (en Arequipa/París), Carmen Abaroa (en Sorata/Santiago) Julia del Prado (en Huacho), Miguel Ángel Zapata (en Piura/Nueva York), Bernardo Subercaseaux (en Santiago).

 

 

* ¿La puesta en escena ha de seguir siendo con todo tan austera? ¿O algo más tropical ya se anuncia con ella - sin por ello ser enteramente bullanguera? ¿O bullanguera sí, pero en el Callao antes que en el Palacio Torre Tagle o en la alcaldía de Lima, su puesta en escena? ¿Cómo pues calibrar esta vez la puesta en escena (si, como A. Artaud dice poco más o menos, la mise en scène es todo, o casi todo en su crudeza, el punto no fuera sólo tropical, retórico)? ¿Tal vez en la inauguración de algo así como un desCentro intercultural indoafrolatinoamericano en Valparaíso, Iquique o aun en el jirón Arica del Callao - tal im/posible regalo no sólo al Perú sino a todos es[t]os expoliados pagos, los de Chile incluidos? ¿Pues cómo una política (cultural) y aun una obra o un poema como tal pudieran desentenderse sin más de sus tan propios como ajenos pagos y querencias? ¿O es que una obra en que aún alguien hable en nombre de un pago, que represente o aún busque representar a su pago, pero que a la vez pretenda ser seguir siendo responsable (consigo como con alter), más temprano que tarde desemboca en las tan viejas como nuevas orillas de lo ir/representable? ¿Adiós "teatro chileno", adiós "poesía chilena" (o "peruana" o "boliviana" o "colla" o "camba" o "mataca", para el caso) como adiós a la gestión de la "imagen de país", dice usted? Tal vez. Adiós - en suspenso - o al carajo. Pues: una cultura que no se confunda ya con el robo sólo se diera en la interrupción de toda representación cultural-patrimonial que la pre-acredite como íntegramente propia (todo patrimonio cultural supone tal entrelazadura; en palabras de Walter Benjamin: no hay documento de cultura que no lo sea también de la barbarie) esto es, también, en la suspensión de toda re-potenciación del patrimonio acumulado como suspensión del capital cultural tan justa como injustamente apropiado - ¿es posible? ¿Im/posible? Una cultura tal, si se da (ya que podría justamente no darse si se trata de una genuina cultura y no una simple maquinaria programada o programable), se diera en la promesa de una i[nte]rrupción (cultural) venidera, ni sólo pasada ni enteramente presente, tan cruda como aún no aculturada o apropiada, imprevisible. Y/o tal vez: la puesta en escena, excediendo esta vez imagen y figuración, im/pre-visible, apuesta hoy a la apuesta, prométese tal apuesta en escena: ni robada ni desaparecida, nomás depuesta - amitiés, les jeux sont faits.


Para nuevas adhesiones y comentarios: cartabierta2007@yahoo.com

Fuente: http://www.letras.s5.com/aa050307.htm

 


MANIFIESTO ''POR UNA CULTURA DE PAZ''

MANIFIESTO CIUDADANO BINACIONAL CHILENO-PERUANO

“POR UNA CULTURA DE PAZ”

HACIA LA ERRADICACIÓN DE LOS FERIADOS BELICISTAS DEL

21 DE MAYO EN CHILE Y EL 8 DE OCTUBRE EN PERÚ

 

“Puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz” (Preámbulo Constitución de UNESCO)

 

 

Los ciudadanos y organizaciones chilenas y peruanas que suscribimos este manifiesto, en el marco del Año Internacional de la Cultura de la Paz impulsado por la Organización de las Naciones Unidas, convencidos de la necesidad de avanzar en el camino de los cambios culturales que consoliden relaciones fraternas entre nuestros pueblos, hemos decidido unir esfuerzos a fin de erradicar de nuestros respectivos países las conmemoraciones de carácter belicista que aún subsisten y promover, en su lugar, celebraciones de paz y hermandad entre Chile y Perú.

 

Pensamos que las conmemoraciones bélicas aún existentes, fósiles de un pasado guerrerista, refuerzan los antivalores del enfrentamiento armado y alientan la supervivencia de revanchismos y odiosidades entre nuestros pueblos. Particularmente perniciosas resultan estas conmemoraciones en la medida en que uno de sus objetivos es perpetuar en nuestros niños y jóvenes dichos antivalores. No pretendemos juzgar lo acaecido en 1879 con los ojos de hoy. Sin embargo, tampoco podemos permitir que los valores guerreristas predominantes en aquella época se proyecten al futuro e inoculen su carga de odiosidad y revanchismo, semillas de más enfrentamientos, a las nuevas generaciones.

 

Creemos que hoy en día, ya nadie en su sano juicio debería calificar un acto de guerra como “glorioso”. La guerra debe ser vista como lo que realmente es: la brutal y obscena aberración de una especie vuelta contra si misma. La muerte de miles de personas, particularmente de jóvenes que siempre son las principales víctimas, es un hecho horrendo, que debería causar profundo y unánime rechazo. Sin embargo, paradojalmente, aún nuestros Estados conmemoran estas carnicerías como actos gloriosos.

 

Quienes promovemos esta iniciativa de “desarme de los espíritus” para construir un cultura de la paz, lo hacemos pensando en las actuales y nuevas generaciones de chilenos y peruanos. Pero lo hacemos también en memoria de todas aquellas víctimas, militares y civiles, que hace más de 120 años perdieron la vida en la guerra. Pensamos que, precisamente, la consolidación de relaciones de paz, entre nuestros países es el mejor tributo que podemos rendir al sacrificio de sus vidas, en manos de gobernantes incapaces de resolver los conflictos por vías de paz.

 

Estamos convencidos que el “desarme de los espíritus” es un paso importante hacia un progresivo desarme material, que permita evitar que cuantiosos recursos que deberían destinarse al bienestar de los pueblos, se desvíen hacia la mantención de costosísimas y sofisticadas maquinarias de guerra.

 

Es por todo lo anterior, que solicitaremos a nuestros respectivos Presidentes de la República, el 21 de mayo al de Chile y el 8 de octubre al de Perú, que promuevan las reformas constitucionales y legales que sean necesarias para erradicar los feriados nacionales vigentes para estos días, desvinculando dichas fechas de actos públicos de trascendencia para nuestras institucionalidades. En su reemplazo, propondremos el establecimiento de un día feriado binacional consagrado a la hermandad chileno-peruana.

 

YA ES HORA DE CONMEMORAR LA VIDA

LISTADO DE ADHERENTES, CONVOCANTES Y ORGANIZADORES

Comisión Organizadora en Chile

ü Servicio Paz y Justicia, SERPAJ CHILE

ü Coordinadora Ecologista

ü Asamblea de Coordinación Ecuménica

ü Asociación Peruana por la Integración latinoamericana, APILA

ü Comité de Refugiados Peruanos en Chile

ü Centro ECOCEANOS

Convocantes y Adherentes en y desde Chile

· Conferencia de Religiosos de Chile, CONFERRE

· Vicaría de Pastoral Social, Arzobispado de Santiago

· Corporación AYUN

· Amnistía Internacional, Sección Chilena

· Corporación de Promoción y Defensa de los Derechos del Pueblo, CODEPU

· Red Chilena por la Objeción de Conciencia

· Grupo de Objetores de Conciencia “Ni Casco-Ni Uniforme”, GOC-NC /UN

· Centro EPES, Educación Popular y Salud Mental

· Asamblea Nacional de Derechos Humanos

· Movimiento de Furiosos Ciclistas

· Centro Cultural peruano Pro-Andes

· Agrupación Cultural- Bolivianos Residentes

· Centro Ecuménico Diego de Medellín

· Comisión Justicia, Paz y Salvaguardia de la Creación de la Orden Franciscana de Chile

· Taller Piret

· Asamblea del Pueblo de Dios

· Proceso Sao Paulo


Carola Agliati Valenzuela, estudiante de Historia. Universidad de Santiago

Fernando Aliaga Rojas, Historiador, Director de SERPAJ. Profesor de Instituto Alfonsiano

Pablo Artaza Barrios, Magister en Historia, profesor de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación

Estela Ayala Villegas, Magíster © en Historia, Universidad de Chile

Eduardo Bahamondes González, Teólogo, Coordinador Área de Educación SERPAJ

Manuel Cabieses Donoso, periodista, Director revista Punto Final

Cosme Caracciolo, pescador, Federación de Pescadores de San Antonio.

Luis Cárdenas Vásquez, teólogo, Director Presidente de Serpaj Chile

Juan Carlos Cárdenas, veterinario, Director Ejecutivo de Centro Ecoceanos

Rosario Carvajal Araya, estudiante de Historia, Universidad de Santiago

Ximena Cortés González, Magister (c) en Historia, Universidad de Chile

Jesús A. Cosamalón Aguilar, historiador peruano, Alumno del doctorado de El Colegio de México

Isabel Cuadro Valdés, antropóloga, investigadora de la Universidad de París VIII, París, Francia

Eduardo Devés Valdés, Doctor en Estudios Latinoamericanos, investigador del Instituto de Estudios avanzados de la Universidad de Santiago

Gloria Elgueta, Licenciada en Filosofía, Jefa de Gabinete de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos

Claudia Espinoza Ruiz, Antropóloga, Punta Arenas

Milton Godoy Orellana, Magister (e) en Historia, Director Revista Valles, Museo de La Ligua

Igor Goicovic Donoso, Doctor (c) en Historia, investigador del CIDPA, Viña del Mar

Bernardo González Mella, Magister (c) en Historia, Universidad de Chile

Sergio González Miranda, sociólogo, Coordinador del Programa de Maestría en Integración Sub-regional, Universidad Arturo Prat, Iquique

Sergio Grez Toso, Doctor en Historia, Director Museo Nacional Benjamín Vicuña Mackenna, profesor de la Universidad de Chile

Alberto Harambour Ross, Licenciado en Historia

Jan Hopman, teólogo, Centro Ecuménico Diego de Medellín

María Eugenia Horvitz, D.E.A. en Historia, profesora de la Universidad de Chile

Margarita Iglesias, Doctora (c) en Historia, investigadora del Centro de Estudios de Género y Cultura en América Latina, Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile.

María Angélica Illanes Oliva, Doctora (c) en Historia, investigadora del Instituto de Estudios Humanísticos. Universidad de Chile.

Alejandro Kush Schwarzenberg, biólogo, Punta Arenas

Leonardo León Solís, Doctor (c) en Historia, profesor de la Universidad de Valparaíso

Ricardo López Muñoz, Magister (c) en Historia, Director Museo Pedagógico

Juan Carlos Luengo Peila, Magister (c) en Historia y Estudios Latinoamericanos, Universidad de Chile

Carlos Molina Bustos, médico, Director de Atención Primaria, Servicio de Salud Central, Santiago

Domingo Marcotti Valdés, Magister en Sociología y Demografía

José LUis Martínez, Doctor en Antropología, jefe de la carrera de Antropología, Universidad Academia de Humanismo Cristiano

Juan Carlos Molina Carvajal, sociólogo, Universidad ARCIS

Fabio Moraga Valle, Licenciado en Historia, alumno de Doctorado de El Colegio de México

Germán Morong, Magister (c) en Historia, Universidad de Chile

Iván Muñoz, Licenciado en Historia, profesor de Enseñanza Media

Alvaro Ramis Olivos, Profesor de religión

Jacqueline Oses Gómez, Magister (c) en Historia

Luis Mariano Rendón, abogado, Director Coordinadora Ecologista

Raul Rosales Carreño, teólogo, Director Centro Ecuménico Diego de Medellín

Inés Reca, socióloga, profesora de la Universidad Arcis.

Leonora Reyes J., Magister en Historia (c), Universidad de Chile

Jorge Rojas Flores, historiador, investigador del Programa de Economía del Trabajo

Claudia Rojas Mira, Magister en Historia, investigadora FLACSO.

Gabriel Salazar Vergara, Doctor en Historia, profesor de las Universidades de Chile y ARCIS

Isidora Salinas Urrejola, Magister (c) en Historia, Universidad de Chile

Carlos Sandoval Ambiado, historiador

Gabriel Sanhueza, periodista, Director Escuela de periodismo Universidad Academia de Humanismo Cristiano

Bernardo Subercaseaux, Doctor en Literatura, Vice-decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Chile

Jaime Valenzuela Márquez, Doctor en Historia, profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile

José Yáñez, biólogo, investigador del Museo Nacional de Historia Natural

Juan Carlos Yáñez, Magister en Historia, académico de la Universidad Mayor

Miriam Zemelman Grunwald, Directora del Centro de Estudios Pedagógicos, Universidad de Chile

 

Santiago, mayo de 2000.

FILM EPOPEYA: PREGUNTAS DE AYER Y HOY

 

En el año 1998 haciendo unas excavaciones en Chorrillos descubrieron los restos bien conservados de un soldado chileno. En su morral se descubrió una libreta donde anotaba sus experiencias hasta que perdió la vida. Esto inspiró al productor chileno Patricio Polanco para hacer una filmación que a través de los ojos de su soldado anónimo explique la guerra que libró Chile contra las tropas aliadas de Perú y Bolivia en el año de 1879.

Hace poco vi la película de la batalla de Iwo Jima, una de las batallas mas sangrientas de la segunda guerra mundial. En realidad el director Clint Eastwood hizo dos películas. La primera película que tituló "La Bandera de nuestros padres" narra la batalla desde el punto de vista norteamericano y la segunda película titulada "Cartas de IwoJima" es la batalla vista desde el punto de vista japonés.

Y así es la Historia, siempre hay mas de una versión, depende de que lado se encuentre uno. La historia de la conquista española y que hemos aprendido en la escuela es que 13 valientes españoles desembarcaron en la Isla del Gallo y gracias a su valor y heroísmo sometieron a un Imperio de indios y convirtieron sus territorios en dominios del Imperio español.

Hasta hace poco se ha tenido la estatua del jefe de los conquistadores, Francisco Pizarro en la Plaza principal de Lima con su espada desenvainada y montado en su caballo en posición de combate. La casta dirigente, política que ha gobernado a Perú por gran parte de nuestra vida Republicana se han sentido descendientes de esta raza de conquistadores y por lo tanto superiores al resto de la población nativa. La historia que hemos aprendido es la historia del punto de vista del conquistador.

¿Alguna vez hemos reflexionado sobre lo que significó la conquista española para los que vivian en estos territorios? ¿Hemos asimilado la resistencia y lucha que libraron para deshacerse del yugo de un Rey que vino de territorios lejanos y se apoderó de sus territorios?

Cuando niño, los de mi generación veíamos las películas de cowboys y aplaudíamos cuando los blancos mataban a los indios salvajes .Los indios con flechas y hachas y los colonos con fusiles y pistolas. Esa es la historia.

El soldado anónimo chileno que murió en las faldas del Ziz Zag en la batalla de San Juan en Enero de 1881 merece dar su explicación de porque su país lo reclutó y lo envió en un ejercito expedicionario a invadir otros países. Y su versión no tiene porque hacerse en función si a nosotros los peruanos nos vaya a gustar o no. No puede haber versiones que traten de acomodarse para no herir los sentimientos del contrario.

A nosotros los Peruanos lo que nos debe preocupar es dar respuesta a muchas preguntas sobre la Guerra del Pacifico. Los descendientes de quienes pelearon y la nación entera merece saber porque se perdió la guerra, que lecciones se han sacado y si puede haber nuevas guerras en el futuro.

¿ES QUE LA GUERRA TOMO DE SOPRESA A PERÚ?

No. Los orígenes de la guerra del Pacífico empiezan en 1840 con la importancia del guano como producto de exportación y que Perú tenía en abundancia en sus costas. En 1860 el salitre es otro producto demandado por el comercio internacional. El Perú vivía su mejor bonanza económica .

Nunca fue una sorpresa que los empresarios chilenos miraban con envidia las riquezas que Bolivia y Perú tenían pero lo que Chile si tenia era una clase dirigente con gran espíritu empresarial y asociados con el capital británico lograron grandes concesiones mineras de salitre en el litoral boliviano.

Viene la primera pregunta: ¿Todo el dinero del guano y el salitre en que benefició a la mayoría de la población peruana?

Segunda pregunta: ¿La bonanza que actualmente el país tiene por los altos precios de los minerales que exportamos está beneficiando a la población Perúana? ¿Los índices de pobreza se han reducido? ¿Hay mayores oportunidades para el que nace en Perú o se tiene que ver forzado a emigrar en busca de mejores horizontes? OJO: Esa misma pregunta se la hicieron muchos durante la época de la bonanza del guano y el salitre.

¿Que pasará cuando los precios de los minerales colapsen o no tengan el mismo nivel de demanda?

La clase dirigente que gobernaba el país en la época del guano y el salitre ¿Pensaban en términos de largo alcance y desarrollo del país o solamente festejaban la bonanza pensando que seria eterna?

¿Y esa riqueza sirvió siquiera para tener una fuerza disuasiva, moderna y bien equipada?

Pregunta actual: ¿Qué capitales y compañías son las que hacen el servicio de cabotaje en nuestro litoral y el servicio marítimo y aéreo y a que empresas y capital pertenecen las empresas de energía, servicio de gas doméstico, servicio de abastecimiento de combustibles? ¿Es la culpa de ellos? El capital necesita expandirse y abrirse en nuevas inversiones.

La verdadera pregunta es: ¿Porque nuestro país hasta ahora no ha sido capaz de desarrollar esa clase empresarial, dinámica, que invierta en el desarrollo de nuestro propio país? Que desarrolle empresas, que cree trabajo, que cree oportunidades. ¿Por qué nuestra clase empresarial se ha acostumbrado a solamente vegetar del Estado y la mayor parte de las veces de una manera fraudulenta?

TRATADO SECRETO DE AMISTAD CON BOLIVIA-SE ACERCA LA GUERRA

La firma del Tratado secreto de Amistad con Bolivia firmado el 3 de Febrero de 1873 fue un triunfo de la diplomacia peruana. Chile se había acercado a Bolivia y le había propuesto la concesión de Antofagasta y a cambio Chile se comprometía a entregarle a Bolivia los territorios Peruanos de Tarapacá que ellos se encargarían de capturarlos con la fuerza de sus armas.

Todo eso lo sabían los diplomáticos y gobernantes Peruanos. Pregunta: Con toda esa abundancia de información y sabiendo del creciente armamentismo chileno ¿qué medidas tomaron para modernizar nuestras fuerzas armadas? ¿Porque lo dejaron para la última hora?

Durante toda la época del Gobierno de Toledo se discutió públicamente que nuestra fuerza aérea del Ejército y la FAP estaba en un 60% sin repuestos ni mantenimiento para poder operar. No habia dinero era la respuesta del Ministro de Economía Pedro Pablo Kuscinsky pero se iba a estudiar como se lograba el financiamiento. La bonanza del precio de exportación de nuestros recursos naturales no llegaba para mantener una fuerza militar disuasiva. ¿Hemos aprendido la lección.

A los siete meses que Chile declaró la guerra a nuestro país se perdió el Huáscar en el combate naval de Angamos. El mar a partir de ese momento quedaba bajo control absoluto del enemigo. El presidente peruano Gral. Mariano Ignacio Prado ante la pérdida del Huáscar decidió que su presencia directa en EEUU y Europa podía acelerar la compra del equipo militar que nuestras fuerzas militares y navales requerían. Y abandonó el país en plena guerra. A los pocos días de su partida Nicolás de Piérola le dio un golpe de estado. Desde Nueva York el General escribió que durante su Gobierno ya se había destinado un presupuesto para reequipar las fuerzas armadas, pero se gastó en sofocar todos los intentos de insurrección y desestabilización política que hacia su enemigo político de apellido Nicolás de Piérola. Este político que fue Ministro de Hacienda durante el Gobierno de Balta, durante sus andanzas revolucionarias siempre encontraba refugio y apoyo de la dirigencia política chilena. Eran claras las razones de ese apoyo: desestabilizar el Perú y aprovechar ese tiempo para continuar su política de fortalecimiento militar. Pregunta actual: ¿Dónde se encuentra el mas grande desestabilizador del país, Alberto Fujimori?

QUIEN ESTABA DETRAS DE CHILE?

Condolezza Rice es la actual Secretaria de Estado del Gobierno de EEUU, como lo antes fue el Gral. Colin Powell. Toda la diplomacia, la inteligencia política y comercial se reportan con el Departamento de Estado, ellos son los oídos y los ojos del Gobierno de EEUU en el mundo.

En los años de 1870 EEUU era ya una potencia económica importante pero la supremacía la tenia Inglaterra. En Marzo de 1881 el Secretario de Estado de la época Mr. James Blaine fue citado en el Senado norteamericano para dar su explicación sobre la guerra que se desarrollaba en el Pacifico. Allí afirmó: Que "era un completo error hablar de dicho conflicto como de una guerra entre Perú y Chile. Ella -dijo- "es una guerra de Inglaterra contra Perú, con Chile como instrumento". Mas tarde en sus declaraciones al diario Washington Post en Enero de 1882 amplió su información: "Chile consiguió de Inglaterra acorazados y material de guerra. Los soldados chilenos marcharon hacia el Perú con uniforme de tela inglesa, con fusiles ingleses bajo sus hombros, la simpatía inglesa ha respaldado a Chile en su conquista y los intereses comerciales ingleses reciben un tremendo impulso del engrandecimiento de Chile. Chile jamás habría entrado una sola pulgada dentro de la guerra si no hubiera sido por el respaldo del capital ingles".

Pregunta actual: ¿Qué país esta ahora detrás del armamentismo chileno? ¿Quién le esta proveyendo de sofisticado material de guerra? ¿Cuáles son los nuevos intereses geopolíticos detrás de este apoyo?. Eso es tema de un nuevo escrito.

¿PUDIMOS GANAR LA GUERRA?

Aún así, con un fuerza militar en desventaja: ¿Tuvimos alguna posibilidad de victoria?

Esa misma pregunta se la hizo en 1921 un periodista al entonces Mariscal Cáceres, cuando tenia ya 85 años de edad y estaba apartado de la política y escribiendo sus reflexiones de la guerra para las futuras generaciones.

En una guerra por más armado y mejor preparado que un ejército esté siempre hay el chance del azar o un mal movimiento que echa a tierra todo lo ganado. En el libro "Guerra del Pacífico" están las memorias de dos destacados personajes políticos y militares chilenos durante la guerra.

Un autor es Jose Francisco Vergara que llegó a ser Ministro de Guerra en 1880 y como tal entró a Lima con las fuerzas victoriosas en Enero de 1881. Y el otro es el Teniente Coronel Diego Duble Almeida. El primero narra que el principal problema durante la primera campaña de ocupación de Antofagasta y Tarapacá era el agua. "La insuficiencia del agua fue cada día haciéndose sentir mas... Los suicidios se iban haciendo frecuentes en la tropa. Las privaciones, el descontento y el clamor general fueron creciendo y ya se hablaba de reembarcarse como única medida de salvación"

Se había desembarcado el grueso del ejercito expedicionario chileno en Antofagasta preparándose para el asalto a Tarapacá. El agua era producida por maquinas desalinizadoras que estaban en el Puerto y no se daban abasto para el gran número de soldados.

Duble Almeida escribe en sus memorias."Agosto 28-1879... A las 11am de la mañana se vio un vapor que venia en dirección de este puerto (Antofagasta)… pudo reconocerse que aquel era el El Huáscar... El Huáscar, avanzando un poco hacia el puerto y enarbolando una enorme bandera abrió fuego. Los cañones de las baterías de costa rompieron también sus fuegos sobre el monitor... El fuego continuó hasta las 5 de la tarde... "El Huáscar tiene ahora buenos artilleros, pues todos sus disparos han sido bien dirigidos lo que no ha sucedido en otros combates... Los últimos 5 disparos del Huáscar fueron dirigidos al fuerte "Bella Vista"... Fueron espléndidos como puntería... Ninguno de los proyectiles disparados por el blindado peruano fue dirigido a las máquinas resacadoras de agua ni a los distintos grupos de gente que había en distintos puntos de la ciudad. ¿Fue acto de humanidad? Me inclino a creerlo. En Antofagasta no hay agua natural. El ejército y la población se sostienen únicamente con la que producen las dos maquinas resacadoras situadas una al norte y otra al sur del pueblo, visibles desde a bordo y fáciles de ser destruidas. Si esto hubiera sucedido, las consecuencias habrían sido terribles para el ejercito".

Primera oportunidad perdida por acto humanitario (¿?) Y así hay un sinnúmero de oportunidades que pudieron haber cambiado la historia de la guerra pero nada de lo que hagamos o digamos puede cambiar que hace 128 años en la Guerra del Pacifico, Perú y Bolivia perdieron la Guerra.

Que distinto el parte del Coronel peruano José María Béjar que estaba a cargo de dirigir las guerrillas en el distrito jaujino de Sincos: Comentando una ofensiva chilena: "Comenzó entonces la terrible batida contra los serranos. Avanzando como rodillos aplanadores, los batallones del sur y norte (chilenos) arrasaron todos los pueblos, les prendieron fuego y empujaron a los pobladores hacia el centro donde esperaba el Segundo de Línea y los artilleros del comandante Barahona. Como turba enloquecida de pavor, los pobladores de toda la extensa región se amontonaron en el centro. Ahí cayó sobre ellos el golpe aplastante de los batallones del comandante Barahona"

El ejército chileno no hizo nada diferente de lo que hace un ejército de ocupación. Es lo mismo que hicieron los ingleses en las colonias americanas, en India, en China. Es lo mismo que hicieron los franceses en Haiti, lo que hizo el ejército norteamericano en Vietnam y lo que se hace en Irak en la actualidad. Un político chino escribió: que una guerra no es escribir una obra de arte, escribir un poema o escuchar una sinfonía. Una guerra es la cosa más espantosa, salvaje y despiadada con la cual un contendiente trata de doblegar al enemigo."

¿Hemos aprendido la lección de lo que es una guerra?

Pero volvamos a la pregunta que se le hizo al Mariscal Cáceres:

Pregunta: "Mariscal ¿Cuál fue a su juicio, la causa decisiva de la pérdida de la guerra?

Respuesta: Sin disputa la falta de organización militar, de cohesión, de armonía política. Había patriotismo, había entusiasmo guerrero, había valor y virtudes militares en nuestros soldados y en nuestros oficiales.

Pregunta: ¿Pero Ud. cree que, sin esos defectos y deficiencias , hubiésemos podido ganar la guerra?

Respuesta: (Después de una larga pausa en actitud reflexiva respondió) "Con toda la superioridad numérica del ejercito chileno, creo firmemente que si. La desunión, el desatino, la ambición política nos perdieron"

PUNTO FINAL DE REFLEXION.

Leyendo todos los partes y cartas que envía el General Cáceres a sus superiores durante la Campaña de la Breña terminaban o empezaban con: NECESITO ARMAS, ENVIEN ARMAS.

¿Dónde estaban las armas? Al final de la Batalla de Miraflores, el Dictador Piérola ordenó que todos los soldados de línea y reserva depositen sus armas en el cuartel Santa Catalina para ser entregados al general victorioso. En el parte del Gral. chileno, Baquedano, no puede ocultar su alegría de la cantidad de armamento recibido con la cual podía armar nuevamente mas de un ejército completo.

Pregunta: ¿Quien en su sano juicio puede dar semejante orden de entregar todas las armas al enemigo?

Con la partida de Piérola a Europa quedó encargado del Gobierno el Contralmirante Lizardo Montero al frente de un nuevo ejército bien equipado en Arequipa .

Pregunta: ¿Por qué el contralmirante Montero nunca apoyó decididamente a los requerimientos de envío de armas que le hacia el General Cáceres? ¿Qué celos políticos había que impedía unirse contra el enemigo común?

Miguel Iglesias, el "héroe del Morro Solar", encargado del Gobierno del Norte, decidió pactar con el enemigo y entregar parte de nuestro territorio. Cáceres ordenó al Grl. Recavarren que se encontraba en Ancash a enfrentar a los iglesistas. Cáceres y Recavarren unieron sus fuerzas y rompiendo el cerco enemigo enrumbaron al norte al encuentro de Iglesias. Los chilenos apresuradamente enviaron refuerzos para cortar el avance de los patriotas y ambos ejércitos se enfrentan en la batalla de Huamachuco.

En medio de la batalla escribe el Mayor peruano Alejandro Montani: Un veterano del Batallón Concepción detiene el caballo del Gral. Cáceres y le pide que le haga el honor de escucharlo. El indio herido de muerte por un balazo que atravesó su pecho no quería morir sin antes estrechar la mano de su general: "Tayta, mi General, te he cumplido mi juramento de la vaquería de Tres Rios" (Le había jurado que el iba a liderar la carga contra el enemigo o morir en el intento) y cae para no levantarse mas. El General Cáceres escribe: "Esta escena de fidelidad y patriotismo me conmovió hondamente".

El soldado se llamaba Lorenzo Yupanqui Berríos y al morir sumaron 14 los miembros de esa noble familia que entre primos y hermanos dieron sus vidas desde San Juan hasta Huamachuco defendiendo nuestra Patria de la agresión extranjera.

Observando el desarrollo de la batalla en Huamachuco se encontraban unos emisarios de Iglesias y una vez decidida la victoria enemiga marcharon a todo lo que daban sus caballos hacia Cajamarca para avisar a sus partidarios de la derrota del Ejercito de Cáceres. Esa noche los iglesistas bebieron y festejaron la derrota militar de los mas nobles de los patriotas de nuestra tierra. Y por si fuera poco Iglesias envió una comisión especial a Huamachuco para felicitar en su nombre al Gral. chileno Gorostiaga.

FIN DE LA GUERRA

Iglesias gobernó el Perú por un año hasta Diciembre de 1884, Piérola volvió a gobernar en 1895, el hijo del General Ignacio Prado gobernó el Perú en dos períodos 1939-1945, 1956-1962. Cada año el 13 de Enero el Ejército hace una ceremonia en el Morro Solar y si mi memoria no me engaña la estatua que esta en el cerro es la de Miguel Iglesias.

El soldado anónimo chileno va a contar su historia en el documental realizado por la Televisión chilena.

¿Cuando la verdadera historia de los patriotas sencillos, hijos de sus pueblos, será contada?. Felizmente, por la cantidad de personas que se vieron envueltos en el conflicto, existen memorias, testimonios, partes de guerra, todos dispersos, pero allí están, esperando algún día ser publicadas para que se sepa la versión de los que lucharon de a corazón sin pedir nada a cambio.

Y no solamente fueron los hombres los que combatieron, escuchen este relato: "El 19 las fuerzas de Robles (chileno) convergen sobre Chupaca con tres columnas... Es en las pampas de Huamanpata y Carato donde se desarrolla la batalla mas encarnizada. A partir de este lugar se baten también las mujeres que se han organizado en agrupamientos de combate; cargan varias veces contra el enemigo con rejones y hondas, como los mejores infantes, logrando vengar, más de una, a sus esposos, a sus hijos, a sus seres mas queridos. Ellas se repliegan, combatiendo como fieras, a la ciudad y hacen su último reducto en sus propias casas... Valentina Melgar y Rosa Perez arrojaron agua hervida a los invasores. Valentina Melgar rinde la vida en el barrio de LLaucas, luchando con los chilenos lanza en ristre...."

Valentina Melgar, Lorenzo Yupanqui, merecen que se les de respuesta a tantas preguntas que ellos se deben haber hecho. Es una obligación para nuestros muertos, una sagrada obligación para sus hijos y nuestros hijos que hemos aprendido la lección y que nunca los hemos olvidado

Marzo 21, 2007 CARLOS PONGO HUAMAN CAR9PON@AOL.COM

(El autor de este artículo es historiador peruano. Reside en California EE. UU.)