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DEVOLVER EL HUÁSCAR

Manifiestos y Declaraciones

EL HUASCAR Y CHILEPOESIA

Fuente:

www.elmostrador.cl/modulos/noticias/constructor/noticia_new.asp?id_noticia=213044

 
 

22 de Marzo de 2007


El Huáscar y Chile-poesía

por  Javier Campos*

Varias cosas están pasando este marzo de 2007 en Chile. Una combinación interesante entre países vecinos: historia y poesía. Por ejemplo, el asunto del documental hecho para TVN, “Epopeya”, que cuenta sobre la “Guerra del Pacífico” entre Chile, Bolivia y Perú. Leí que el embajador de Perú en Chile logró que ese documental se suspendiera. Lo avaló el canciller Foxley, y la ministra de Defensa Nacional lo confirmó, como se lee en las noticias recientes. Revuelo total porque se dijo, según el director del documental, que era una implacable imposición de la censura en Chile.

Luego, en otros diarios del domingo 18 de marzo, diferentes intelectuales opinaron -por el caso del documental “Epopeya”- sobre el conflicto que duró cuatro años (1879-1884), incluso un premio nacional de Historia dio su versión. Cuando uno lee desde la perspectiva de los chilenos (a esos respetables intelectuales por cierto) queda claro que son sus propias perspectivas. Es decir, sólo “desde la visión chilena” puesto, dicen ellos, que nuestro país fue a la guerra porque los “otros (Bolivia y Perú) “no cumplieron un tratado establecido”. Lo curioso es que ese diario chileno, El Mercurio, que pidió la opinión sobre “la Guerra del Pacifico”, no se la pidieron a ningún historiador peruano o boliviano. ¿Dónde está la diferencia de opiniones para el lector chileno? ¿O eso no es más que una manipulación nacionalista de El Mercurio?

Es cierto que hubo censura al postergar, no sé si indefinidamente, el documental “Epopeya” en el canal de televisión nacional. La censura es correcta de parte del gobierno ¡porque el canal pertenece a fondos del gobierno! Con razón la movida del embajador peruano en Chille, Hugo Otero, fue perfecta. Hizo llamadas a altas autoridades chilena y la cancillería le encontró la razón al embajador de que no era bueno remover esos asuntos delicados entre países vecinos.

Otra cosa es si hubiera ocurrido una censura tipo “estalinista” o cubana (ver mi columna “La vida de los otros en Cuba") y “Epopeya” hubiera sido censurada totalmente por el gobierno, aunque aquel documental estuviera en un canal no estatal. Por eso, para mí la discusión es un poco peregrina en cuanto a la “censura” del documental. Los medios del gobierno, y con fondos del gobierno, representan en algún punto la perspectiva del gobierno, y especialmente sensibles son los países vecinos cuando en esos medios presentan un análisis que ofende en este caso a Perú y Bolivia.

En otras palabras, la reacción de la Cancillería y de la ministra de Defensa ha sido política y es la correcta. No hay que ser un doctor en ciencias políticas para darse cuenta de que así funciona la “política real” en cualquier parte del mundo.

Y aquí viene el encuentro de “Chile-Poesía 2007”, donde los invitados de honor son los poetas peruanos que se están encontrando en estos días en Chile con las opiniones sobre el pasado histórico de los tres países involucrados en aquella guerra. Recientemente circuló por Internet una carta originada en Perú (y que yo firmé y también varios otros escritores chilenos y peruanos, y bolivianos), pidiendo que se devuelvan “los miles de libros y manuscritos sustraídos por el Gobierno de Chile desde la Biblioteca Nacional del Perú” (¿botín de guerra?) que el Ejército chileno se trajo durante la guerra (¿saldrá eso en el documental "Epopeya"?). Nadie ha dicho nada sobre esos libros, especialmente esos intelectuales chilenos, incluido el premio nacional de Historia (Sergio Villalobos) que hicieron análisis sobre la Guerra del Pacifico en El Mercurio del domingo 18 de marzo. Silencio absoluto sobre eso. ¿Creerán que no fue verdad? (nota 1).

Chile–poesía es un organismo cultural que dirige y controla absolutamente José Maria Memet casi en forma dictatorial. Allí no hay ningún comité de decisión diverso que discuta las propuestas y opciones, o si están son lógicas o pueden tener consecuencias inesperadas. Muy distinto a como ocurre generalmente en festivales Internacionales, y a los que he asistido de invitado, como el de Granada, Nicaragua, o de El Salvador. El poeta Memet inventó, pues, solito la idea de leer poesía en el barco peruano “El Huáscar”, mausoleo estancado en el puerto de Talcahuano, que es trofeo de guerra de la marina chilena. Unos poetas chilenos y otros peruanos leerán allí arriba de ese trasto, que es una carcacha recubierta por miles de capas de pintura y que representa un nacionalismo de la Edad de Piedra.

Una antigüedad que únicamente señala un nacionalismo chileno obsoleto que se le trasmite a generaciones de estudiantes que lo visitan. A mí, siendo estudiante secundario, me llevaron allí a visitar “El Huáscar” guiado por mi profesora de historia para hacernos consciente de que habíamos vencido a Perú y Bolivia en una de las más grandes hazañas de la marina nacional. Y de paso, pero muy profundamente, dejarnos en el inconsciente que esos dos países vecinos eran inferiores a nosotros. ¡Qué clase de historia chilena tenía! (y probablemente siguen estudiantes secundarios visitando aquel vejestorio).

Si hubiera sido invitado por alguien (no por Chile-poesía que en nada me interesa) a leer encima de ese barco peruano, lo habría rechazado de plano como lo hago ahora (pero cada artista decide qué hacer con sus invitaciones). Estoy de acuerdo con el poeta peruano Miguel Ángel Zapata, a quien conozco desde hace mucho tiempo, quien dijo en la Revista de Libros de El Mercurio, este domingo 18 de marzo, que lo que él desea es que “devuelvan El Huáscar a Perú y devuelvan también los libros robados por el Ejército chileno durante la Guerra del Pacífico”. No he escuchado a ningún miembro de Chile-Poesía decir eso, ni a Raúl Zurita, ni José María Memet, ni a poetas chilenos invitados allí. Lo que ya dijo Miguel Ángel Zapata vale para mí por todos los poemas que se leerán sobre el barquito el Huáscar este sábado 24 de marzo allá en Talcahuano.

Se podrá leer poesía por horas sobre ese barco, poetas chilenos, peruanos o bolivianos, pero nada cambiará aquel nacionalismo militar anquilosado de la marina chilena. Y he aquí la gran contradicción en los tiempos que vivimos, y que muchos poetas no ven aunque dicen “romper fronteras”, frase muy globalizada por cierto, pero sin sentido si se suben con sus poemas sobre ese trofeo de guerra el que después de la lectura, algún vino de honor de la marina chilena o empanaditas de queso, seguirá de todas maneras allí el barquito endeble, moviéndose inútil sobre las aguas de Talcahuano, algo que hace mucho tiempo se debió devolver a Perú.

____________



Nota 1. Ver la carta abierta pidiendo que se devuelvan los libros robados de la Biblioteca nacional de Perú por el ejercito chileno durante la Guerra del Pacifico. http://www.letras.s5.com/aa050307.htm

*Javier Campos es poeta, narrador, columnista, académico en una universidad jesuita en EE.UU.

NOTA DEL EDITOR DEL BLOG: La carta abierta también puede leerse en este blog. No estamos de acuerdo con la forma peyorativa (aunque afectuosa) del articulista para referirse al monitor peruano Huáscar, pero aprobamos sus intenciones de devolver esa nave al Perú.

 

A LAS AMIGAS Y AMIGOS (CHILENOS/AS) DE LO AJENO

CARTA ABIERTA

A LAS AMIGAS Y AMIGOS (CHILENOS/AS) DE LO AJENO

Fobia a la media tinta y al matiz. Todo crudo - ángulos y no curvas, pero pesado, bárbaro...
César Vallejo

Marzo, 2007. ... .. .. .. ..

Muy estimables,

quiere el azar de los encuentros que este envío se encamine de entrada bajo el sello de la amistad, amistad en este caso (desmesurada, empero) de y con lo ajeno: toda una escena. De escena hablaremos. Un poco. Y de patrimonio. Meridianamente: de la escena de una sustracción patrimonial, de un robo de padre y señor nuestro; cultural, patrio-patriarcal, histórico. Y de impunidad, era que no, de un olvido por años contenido por las instituciones políticas, culturales como patrimoniales chilenas. No nos referimos esta vez a "la carta robada" (no exactamente) sino al libro y a la lectura, a los miles de libros y manuscritos sustraídos tiempo ha por el Gobierno de Chile desde la Biblioteca Nacional del Perú y que aún yacen, tal secuestro permanente, en manos del Estado chileno.

Durante el año que recién pasó el gobierno de Michelle Bachelet dio pruebas varias de su voluntad de co-operar con su homólogo peruano, aun en materias culturales. La intervención de la presidenta chilena cantando "de memoria" el Himno Nacional peruano en la asunción de mando del presidente Alan García fue para muchos casi una escena fuera de escena (de protocolo) y a la vez una muestra de cuán íntimamente están a veces entretejidas las historias de peruanos/as y chilenos/as, aun desde la cuna (según indicara ella misma, Bachelet se sabe de memoria el himno peruano porque su madre, que había vivido en el Perú, se lo cantaba a menudo de niña). El Ministro de Relaciones Exteriores, Alejandro Foxley, al firmar un enésimo Tratado de Libre Comercio con Perú, declaró en nombre (en representación) de ambos países: "Chile y Perú queremos proyectarnos integrados hacia el resto del mundo". El Premio Pablo Neruda de Poesía, que otorga el Ministerio de Cultura de Chile a un/a escritor/a latinoamericano/a relevante, lo recibió esta vez el autor de la [Oh] Hada Cibernética! (el ocio del amor y la sapiencia) y de Sextina y otros poemas, el notable poeta limeño Carlos Germán Belli, de manos de la propia presidenta, y, a más abundamiento, la Feria del Libro de Santiago también tuvo como país invitado al Perú el año pasado. Incluso ChilePoesía, que no es un organismo estatal o de gobierno (sino una instancia de "gerencia cultural privada" según puntea su texto constitutivo, donde define como su objetivo primero el "potenciar" la poesía chilena en función de fortalecer "la imagen de país"), coincidencia o no, se habrá alineado en la misma dirección al hacer del Perú el "país" invitado especial para su versión 2007.

Mientras tanto los libros y manuscritos afanados en Lima en esa guerra de expansión territorial que fuera la del Pacífico - que lo diga si no el (también secuestrado) mar boliviano - siguen sin ser devueltos y, hoy como ayer, tras la paletada, nadie dice nada. Nadie se inquiete, empero: no seremos nosotros/as, abajo firmantes, quienes alcemos de golpe la voz en escena (¿pues cómo no sustraernos hoy a la escena?). Oigamos de entrada al rector de la Universidad de Chile que, muy a su pesar, dice, le tocó en su momento clasificar tal alucinógena quitada. En Mis viajes. Memoria de un exiliado (ed. póstuma, 1978), Ignacio Domeyko lamenta que un decreto gubernamental le encomendara clasificar el botín arrebatado a la Biblioteca de Lima. Califica tal misión como "la más desagradable y antipática" que le hubiera tocado pues le recordaba "lo que habían hecho los rusos" con bibliotecas y colecciones de la Universidad de Vilna [entonces Polonia, su patria natal; hoy ciudad lituana]. Calando bien la metida de pata en curso, el Rector de la Universidad de Chile dejó un minucioso inventario de los objetos ex/traídos, y exigió que fuera publicado por el Gobierno de Aníbal Pinto, "para que se viera el poco provecho que aportó al país ese robo y cuánto contribuirá para excitar animosidades entre dos naciones hermanas".

Entre el lunes 22 y el miércoles 24 de agosto de 1881, en efecto, el Diario Oficial de Chile publicó - con el título de Lista de libros traídos de Perú - el informe enviado por Domeyko al ministro de Educación de la época, con el detalle de los libros y objetos de ciencia sustraídos de Lima. Lo más valioso era según él "los más de 10 mil volúmenes", entre ellos varios incunables de inicios del Virreinato. ¿Puede haber mayor descaro que certificar en el "Diario Oficial" de un país el patrimonio (ajeno) sus/traído? ¿O es que el robo es parte de la cultura? (Sí, sí, cómo no, decir antropológico; no y más bien no, decir del Arte y de su Crítica; entretanto, un aviso en un supermercado de Suecia, hastiado del 'robo hormiga' de tanto chileno patiperro y/o exiliado, se habrá adelantado acaso a tales disquicisiones: "Si ve a un chileno robando, déjelo - dizque en sueco -; es parte de su cultura"). ¿No son por demás los países supuestamente más "civilizados" o "cultos" los más amigos de lo ajeno - una visita al Louvre, al Prado o al British Museum no bastaría? (El mismo Domeyko pareciera inclinarse por esta hipótesis, pues en el libro antecitado señala que vio "con gran tristeza que, siguiendo el ejemplo de nuestras guerras y depredaciones europeas, el gobierno chileno ordenó trasladar de Lima a Santiago la Biblioteca Nacional" peruana). En cualquier caso: robos hay y robos, apropiaciones ilegítimas y de otra laya (como acaso la misma palabra robo, tomada por el romance castellano del antiguo alto alemán roubon, R.A.E dixit). Entre Neruda "robándole" algunos versículos a Tagore (como buen colector de Rimbaud que fuera) y el saqueo de la Biblioteca Nacional de Lima por el ejército de ocupación chileno en la Guerra del Pacífico hay más de un abismo. ¿O no?

Este "crimen de lesa civilización" como lo llamara en su momento Manuel de Odriozola, erudito peruano a cargo de la Biblioteca saqueada, no cabe pues sino interrumpirlo a la brevedad - ni ha de permanecer sin más impune. ¿Pues qué le cabe a un Gobierno, a un Ministerio de Educación y/o de Cultura y a una Dirección Nacional de Archivos, Biblioteca y Museos por caso, si de facto o por omisión avalan, o persisten en avalar, tal más que centenario cultural secuestro? ¿Y qué les cabe si no orientan de algún modo su cometido por una promesa de justicia también en el "mundo" de la cultura? Su propia "esencia" en tanto instituciones se vería de raíz a su vez sustraída. (Con motivo de un reciente robo de una escultura desde del Museo Histórico Nacional, la Directora de Archivos, Bibliotecas y Museos de Chile habrá sido más que explícita: junto con reprobar y condenar el robo, subrayó que tal tipo de operación es ilegítima porque "atenta contra el libre goce del arte y del patrimonio a que tenemos derecho los chilenos". Como si el libre goce (estético como patrimonial) fuera prescribible en derecho, antes que experiencias pre-contractuales singulares, regalos o acaecimientos. En cualquier caso: límite crítico del robo como práctica u operación legítima en una política del archivo y de la memoria de un Estado de derecho democrático).

Hace un par de años el entonces Ministro de Educación de Chile, Sergio Bitar, dio a entender que se había creado una comisión para evaluar el estado y cantidad de libros plagiados, en vistas a devolverlos al Perú. ¿Qué hay de tal comisión? ¿Existe - aún? ¿No fuera hora de darle (un poco de) urgencia a la responsabilidad no sólo de devolver lo sustraído sino también de "reparar" en parte lo irreparable? ¿El robo de la Biblioteca de Lima como sinécdoque de esa guerra expropiatoria que lo hiciera posible? (Ricardo Palma, el célebre autor de las Tradiciones Peruanas, encargado de la reconstruir la Biblioteca de Lima tras el paso de los amigos chilenos de lo ajeno, en su informe al Ministro de Justicia del Perú del 12 de noviembre de 1883 es más que elocuente: "Biblioteca no existe; pues de los cincuenta seis mil volúmenes que ella contuvo sólo he encontrado setecientos treinta y ocho..."). Y si no hay restitución (íntegra, plenamente equivalente) posible ni nunca la hubo - no sólo porque mucho de lo sustraído se encuentra probablemente para siempre destruido o privatizado (algunos volúmenes con el sello de la Biblioteca de Nacional del Perú se vendieron en el comercio de Santiago, según atestigua Domeyko) sino también porque nadie podría evaluar lo que dicha sustracción y/o falta habrá implicado para lectores/as del Perú durante más de un siglo, ni, viceversa, como capitalización cultural (patrimonial) de Chile -; esto es, si nadie puede retrotraer el reloj al siglo XIX pues la máquina del tiempo como la maquinaria bélica no logra suturar sus discontinuidades ni reparar íntegramente sus desperfectos, posible sí es responder (y, mayormente, las instituciones públicas herederas de aquellas instituciones republicanas del siglo XIX) de y a la escena de saqueo por décadas en Chile obliterada. ¡Manos a la obra!

La obra pudiera llamarse por caso Los pagos (de Chile), El otro robo o simplemente Libros de vuelto en el jirón Arica. O aun algo más revuelto y/o chalaco que aún no acaba de nombrarse.

La escena se abre y se cierra sobre la cubierta del Huáscar, "museo flotante" y botín de guerra - del Pacífico.

Alguien entra y comienza a hablar en nombre de Chile (estamos aún en la representación [nacional]; "política" chilena, "teatro" chileno o "poesía" chilena, da igual), y si hablo en nombre de Chile, dice, respondo, prometo responder, también, de su sustracción, la de Chile. Del secuestro permanente de Chile en Chile. De los saqueos y expropiaciones de Chile. De los pagos y libros apropiados. De los corpus destruidos, privatizados y/o desaparecidos. Y responde, promesa incalculable, y da detalles. Y aun convoca a instituciones y personas que pudieran haber datos relevantes a que los entreguen. ¡Carajo! [Con perdón, no [nos] pidas perdón en este trance, seas quién seas, co-lector/a en la cubierta del Huáscar: disculpar/se sin más aquí sería acaso el mejor camino para olvidar tranquilamente, agravando de paso el crimen de lesa cultura; otra cosa fuera la responsabilidad, el teatro crudo de la responsabilidad - cruauté: antes que crueldad, traduciendo-transformando a Antonin Artaud: lo crudo, sólo más tarde claro y/o distinto (Krudes, später, im Fahren / deutlich, al decir de Paul Celan), lo aún no culturalmente cocinado; "la vida" misma, si se quiere, esto es, antes bien, aquello anterior a la separación (cultural) entre muerte y vida - lo que se da, lo que ocurre)]. Quien habla devuelve (vomita) un cuerpo ajeno en el propio cuerpo, lengua y habla; lo hace una y otra vez en la cubierta descubierta. ¡Ya está! ¿Qué? ¡En el Callao! (No tan rápido: luego acaso se precipiten las demandas como las indemnizaciones por daños y perjuicios, el juicio en su finitud infinito, el duelo interminable de la Armada de Chile y del nacionalismo recalcitrante, etc.). Alguien en la cubierta ya recubierta de vómitos como de frases, promete otro robo, un robo al cuadrado y/o impagable (por incobrable), tal aventura de un robo de una sola ventura; en La Punta alguien se tira al agua. (Queda abierto aquí si se trata de un pasaje a otra escena o si entramos en un intermedio o momentánea interrupción de la relación o si estamos ante el provisorio imprevisible fin de la obra, su, al decir de A. Artaud, mise en scène).*

¡Y no! ¡No! ¡No! ¡Qué ardid, ni paramento!
Congoja, sí, con sí firme y frenético,
coriáceo, rapaz, quiere y no quiere, cielo y pájaro;
congoja, sí, con toda la bragueta.
Contienda entre dos llantos, robo de una sola ventura,
vía indolora en que padezco en chanclos
de la velocidad de andar a ciegas.
C. V.

Carlos Estela (en Lima), Vilma Tapia Anaya (en Cochabamba), Soledad Fariña (en Santiago), Carlos López Degregori (en Lima), Andés Ajens (en Concepción/Santiago), Wilson Bueno (en Curitiba), Roberto Echavarren (en Montevideo), Jorge Campero (en La Paz), José Kozer (en La Habana/Hallandale), Soledad Quiroga (en La Paz), Mariela Dreyfus (en Lima/New York), Edmundo Paz Soldán (en Cochabamba/New York), Pedro Granados (en Lima), Carlos Henrickson (en Valparaíso), Cé Mendizabal (en La Paz), Olga Grau (en Santiago), Reynaldo Jiménez (en Lima/Buenos Aires), Renato Sandoval (en Lima), Edgar Saavedra (en Lima/Cajamarca), Miguel Vicuña (en Santiago), Jussara Salazar (en Curitiba/Recife), Lupe Cajías (en La Paz), Cynthia Rimsky (en Santiago), Miguel Coletti (en el Callao), Alfredo Fressia (en Montevideo/São Paulo), Román Antopolsky (en Buenos Aires), David Bustos (en Santiago), Roger Santiváñez (en Piura/New Jersey), Silvio Mattoni (en Córdoba), Iván Trujillo (en Santiago), Zacarías Alavi (en La Paz), Luis Bravo (en Montevideo), Alberto Allard (en Santiago), Pedro Favaron (en Lima/Huanchaco), Eduardo Duarte (en Andacollo/Barcelona), Chus Pato (en Lalín), Vicky Aillón (en La Paz), Loreto Pizarro (en Santiago), Benjamín Chávez (en La Paz), Susy Delgado (en Asunción), Claudio Daniel (en São Paulo), Juan Carlos Ramiro Quiroga (en El Alto/La Paz), Horacio Herrera (en Buenos Aires), Raúl Castillo (en Ovalle), Sergio de Matteo (en Santa Rosa de la Pampa), Marcelo Mendoza (en Santiago), Marcelo Villena (en La Paz/París), Gary Daher Canedo (en Santa Cruz de la Sierra), Eduardo Espina (en Montevideo/Texas), Pedro Araya (en Valdivia/París), María Teresa Andruetto (en Córdoba), Fernando T. Barrientos (en Tarija/La Paz), Alejandro Banda (en Valparaíso), Luis Martínez Solorza (en Santiago), Humberto Giannini (en Santiago), Cecilia Vicuña (en Santiago/Nueva York), Laura Obrer (en Montevideo), Guillermo Daghero (en Córdoba), Paul Guillén (en Ica/Lima), Mauricio Rosenmann Taub (en Santiago/Essen), Javier Campos (en Concepción/Connecticut), Lía Rebaza (en Lima), Alejandro Mendez (en Buenos Aires), Luis Oporto Ordóñez (en La Paz), Damián Ríos (en Buenos Aires), Eduardo Milán (en Montevideo/México), Edmundo Paz Soldán (en Cochabamba/New York), Carlos Barbarito (en Muñíz, Buenos Aires), Alfredo Pita (en Celendín/París), Enrique Sánchez Hernani (en Lima), Rodolfo Pereira (en Cajamarca/Washington), Juan Fernando García (en Buenos Aires), Daniel Muxica (en Buenos Aires), Rolando Revagliatti (en Buenos Aires), Carlos Juárez Aldazábal (en Salta/Buenos Aires), Porfirio Mamani Macedo (en Arequipa/París), Carmen Abaroa (en Sorata/Santiago) Julia del Prado (en Huacho), Miguel Ángel Zapata (en Piura/Nueva York), Bernardo Subercaseaux (en Santiago).

 

 

* ¿La puesta en escena ha de seguir siendo con todo tan austera? ¿O algo más tropical ya se anuncia con ella - sin por ello ser enteramente bullanguera? ¿O bullanguera sí, pero en el Callao antes que en el Palacio Torre Tagle o en la alcaldía de Lima, su puesta en escena? ¿Cómo pues calibrar esta vez la puesta en escena (si, como A. Artaud dice poco más o menos, la mise en scène es todo, o casi todo en su crudeza, el punto no fuera sólo tropical, retórico)? ¿Tal vez en la inauguración de algo así como un desCentro intercultural indoafrolatinoamericano en Valparaíso, Iquique o aun en el jirón Arica del Callao - tal im/posible regalo no sólo al Perú sino a todos es[t]os expoliados pagos, los de Chile incluidos? ¿Pues cómo una política (cultural) y aun una obra o un poema como tal pudieran desentenderse sin más de sus tan propios como ajenos pagos y querencias? ¿O es que una obra en que aún alguien hable en nombre de un pago, que represente o aún busque representar a su pago, pero que a la vez pretenda ser seguir siendo responsable (consigo como con alter), más temprano que tarde desemboca en las tan viejas como nuevas orillas de lo ir/representable? ¿Adiós "teatro chileno", adiós "poesía chilena" (o "peruana" o "boliviana" o "colla" o "camba" o "mataca", para el caso) como adiós a la gestión de la "imagen de país", dice usted? Tal vez. Adiós - en suspenso - o al carajo. Pues: una cultura que no se confunda ya con el robo sólo se diera en la interrupción de toda representación cultural-patrimonial que la pre-acredite como íntegramente propia (todo patrimonio cultural supone tal entrelazadura; en palabras de Walter Benjamin: no hay documento de cultura que no lo sea también de la barbarie) esto es, también, en la suspensión de toda re-potenciación del patrimonio acumulado como suspensión del capital cultural tan justa como injustamente apropiado - ¿es posible? ¿Im/posible? Una cultura tal, si se da (ya que podría justamente no darse si se trata de una genuina cultura y no una simple maquinaria programada o programable), se diera en la promesa de una i[nte]rrupción (cultural) venidera, ni sólo pasada ni enteramente presente, tan cruda como aún no aculturada o apropiada, imprevisible. Y/o tal vez: la puesta en escena, excediendo esta vez imagen y figuración, im/pre-visible, apuesta hoy a la apuesta, prométese tal apuesta en escena: ni robada ni desaparecida, nomás depuesta - amitiés, les jeux sont faits.


Para nuevas adhesiones y comentarios: cartabierta2007@yahoo.com

Fuente: http://www.letras.s5.com/aa050307.htm

 


MANIFIESTO ''POR UNA CULTURA DE PAZ''

MANIFIESTO CIUDADANO BINACIONAL CHILENO-PERUANO

“POR UNA CULTURA DE PAZ”

HACIA LA ERRADICACIÓN DE LOS FERIADOS BELICISTAS DEL

21 DE MAYO EN CHILE Y EL 8 DE OCTUBRE EN PERÚ

 

“Puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz” (Preámbulo Constitución de UNESCO)

 

 

Los ciudadanos y organizaciones chilenas y peruanas que suscribimos este manifiesto, en el marco del Año Internacional de la Cultura de la Paz impulsado por la Organización de las Naciones Unidas, convencidos de la necesidad de avanzar en el camino de los cambios culturales que consoliden relaciones fraternas entre nuestros pueblos, hemos decidido unir esfuerzos a fin de erradicar de nuestros respectivos países las conmemoraciones de carácter belicista que aún subsisten y promover, en su lugar, celebraciones de paz y hermandad entre Chile y Perú.

 

Pensamos que las conmemoraciones bélicas aún existentes, fósiles de un pasado guerrerista, refuerzan los antivalores del enfrentamiento armado y alientan la supervivencia de revanchismos y odiosidades entre nuestros pueblos. Particularmente perniciosas resultan estas conmemoraciones en la medida en que uno de sus objetivos es perpetuar en nuestros niños y jóvenes dichos antivalores. No pretendemos juzgar lo acaecido en 1879 con los ojos de hoy. Sin embargo, tampoco podemos permitir que los valores guerreristas predominantes en aquella época se proyecten al futuro e inoculen su carga de odiosidad y revanchismo, semillas de más enfrentamientos, a las nuevas generaciones.

 

Creemos que hoy en día, ya nadie en su sano juicio debería calificar un acto de guerra como “glorioso”. La guerra debe ser vista como lo que realmente es: la brutal y obscena aberración de una especie vuelta contra si misma. La muerte de miles de personas, particularmente de jóvenes que siempre son las principales víctimas, es un hecho horrendo, que debería causar profundo y unánime rechazo. Sin embargo, paradojalmente, aún nuestros Estados conmemoran estas carnicerías como actos gloriosos.

 

Quienes promovemos esta iniciativa de “desarme de los espíritus” para construir un cultura de la paz, lo hacemos pensando en las actuales y nuevas generaciones de chilenos y peruanos. Pero lo hacemos también en memoria de todas aquellas víctimas, militares y civiles, que hace más de 120 años perdieron la vida en la guerra. Pensamos que, precisamente, la consolidación de relaciones de paz, entre nuestros países es el mejor tributo que podemos rendir al sacrificio de sus vidas, en manos de gobernantes incapaces de resolver los conflictos por vías de paz.

 

Estamos convencidos que el “desarme de los espíritus” es un paso importante hacia un progresivo desarme material, que permita evitar que cuantiosos recursos que deberían destinarse al bienestar de los pueblos, se desvíen hacia la mantención de costosísimas y sofisticadas maquinarias de guerra.

 

Es por todo lo anterior, que solicitaremos a nuestros respectivos Presidentes de la República, el 21 de mayo al de Chile y el 8 de octubre al de Perú, que promuevan las reformas constitucionales y legales que sean necesarias para erradicar los feriados nacionales vigentes para estos días, desvinculando dichas fechas de actos públicos de trascendencia para nuestras institucionalidades. En su reemplazo, propondremos el establecimiento de un día feriado binacional consagrado a la hermandad chileno-peruana.

 

YA ES HORA DE CONMEMORAR LA VIDA

LISTADO DE ADHERENTES, CONVOCANTES Y ORGANIZADORES

Comisión Organizadora en Chile

ü Servicio Paz y Justicia, SERPAJ CHILE

ü Coordinadora Ecologista

ü Asamblea de Coordinación Ecuménica

ü Asociación Peruana por la Integración latinoamericana, APILA

ü Comité de Refugiados Peruanos en Chile

ü Centro ECOCEANOS

Convocantes y Adherentes en y desde Chile

· Conferencia de Religiosos de Chile, CONFERRE

· Vicaría de Pastoral Social, Arzobispado de Santiago

· Corporación AYUN

· Amnistía Internacional, Sección Chilena

· Corporación de Promoción y Defensa de los Derechos del Pueblo, CODEPU

· Red Chilena por la Objeción de Conciencia

· Grupo de Objetores de Conciencia “Ni Casco-Ni Uniforme”, GOC-NC /UN

· Centro EPES, Educación Popular y Salud Mental

· Asamblea Nacional de Derechos Humanos

· Movimiento de Furiosos Ciclistas

· Centro Cultural peruano Pro-Andes

· Agrupación Cultural- Bolivianos Residentes

· Centro Ecuménico Diego de Medellín

· Comisión Justicia, Paz y Salvaguardia de la Creación de la Orden Franciscana de Chile

· Taller Piret

· Asamblea del Pueblo de Dios

· Proceso Sao Paulo


Carola Agliati Valenzuela, estudiante de Historia. Universidad de Santiago

Fernando Aliaga Rojas, Historiador, Director de SERPAJ. Profesor de Instituto Alfonsiano

Pablo Artaza Barrios, Magister en Historia, profesor de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación

Estela Ayala Villegas, Magíster © en Historia, Universidad de Chile

Eduardo Bahamondes González, Teólogo, Coordinador Área de Educación SERPAJ

Manuel Cabieses Donoso, periodista, Director revista Punto Final

Cosme Caracciolo, pescador, Federación de Pescadores de San Antonio.

Luis Cárdenas Vásquez, teólogo, Director Presidente de Serpaj Chile

Juan Carlos Cárdenas, veterinario, Director Ejecutivo de Centro Ecoceanos

Rosario Carvajal Araya, estudiante de Historia, Universidad de Santiago

Ximena Cortés González, Magister (c) en Historia, Universidad de Chile

Jesús A. Cosamalón Aguilar, historiador peruano, Alumno del doctorado de El Colegio de México

Isabel Cuadro Valdés, antropóloga, investigadora de la Universidad de París VIII, París, Francia

Eduardo Devés Valdés, Doctor en Estudios Latinoamericanos, investigador del Instituto de Estudios avanzados de la Universidad de Santiago

Gloria Elgueta, Licenciada en Filosofía, Jefa de Gabinete de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos

Claudia Espinoza Ruiz, Antropóloga, Punta Arenas

Milton Godoy Orellana, Magister (e) en Historia, Director Revista Valles, Museo de La Ligua

Igor Goicovic Donoso, Doctor (c) en Historia, investigador del CIDPA, Viña del Mar

Bernardo González Mella, Magister (c) en Historia, Universidad de Chile

Sergio González Miranda, sociólogo, Coordinador del Programa de Maestría en Integración Sub-regional, Universidad Arturo Prat, Iquique

Sergio Grez Toso, Doctor en Historia, Director Museo Nacional Benjamín Vicuña Mackenna, profesor de la Universidad de Chile

Alberto Harambour Ross, Licenciado en Historia

Jan Hopman, teólogo, Centro Ecuménico Diego de Medellín

María Eugenia Horvitz, D.E.A. en Historia, profesora de la Universidad de Chile

Margarita Iglesias, Doctora (c) en Historia, investigadora del Centro de Estudios de Género y Cultura en América Latina, Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile.

María Angélica Illanes Oliva, Doctora (c) en Historia, investigadora del Instituto de Estudios Humanísticos. Universidad de Chile.

Alejandro Kush Schwarzenberg, biólogo, Punta Arenas

Leonardo León Solís, Doctor (c) en Historia, profesor de la Universidad de Valparaíso

Ricardo López Muñoz, Magister (c) en Historia, Director Museo Pedagógico

Juan Carlos Luengo Peila, Magister (c) en Historia y Estudios Latinoamericanos, Universidad de Chile

Carlos Molina Bustos, médico, Director de Atención Primaria, Servicio de Salud Central, Santiago

Domingo Marcotti Valdés, Magister en Sociología y Demografía

José LUis Martínez, Doctor en Antropología, jefe de la carrera de Antropología, Universidad Academia de Humanismo Cristiano

Juan Carlos Molina Carvajal, sociólogo, Universidad ARCIS

Fabio Moraga Valle, Licenciado en Historia, alumno de Doctorado de El Colegio de México

Germán Morong, Magister (c) en Historia, Universidad de Chile

Iván Muñoz, Licenciado en Historia, profesor de Enseñanza Media

Alvaro Ramis Olivos, Profesor de religión

Jacqueline Oses Gómez, Magister (c) en Historia

Luis Mariano Rendón, abogado, Director Coordinadora Ecologista

Raul Rosales Carreño, teólogo, Director Centro Ecuménico Diego de Medellín

Inés Reca, socióloga, profesora de la Universidad Arcis.

Leonora Reyes J., Magister en Historia (c), Universidad de Chile

Jorge Rojas Flores, historiador, investigador del Programa de Economía del Trabajo

Claudia Rojas Mira, Magister en Historia, investigadora FLACSO.

Gabriel Salazar Vergara, Doctor en Historia, profesor de las Universidades de Chile y ARCIS

Isidora Salinas Urrejola, Magister (c) en Historia, Universidad de Chile

Carlos Sandoval Ambiado, historiador

Gabriel Sanhueza, periodista, Director Escuela de periodismo Universidad Academia de Humanismo Cristiano

Bernardo Subercaseaux, Doctor en Literatura, Vice-decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Chile

Jaime Valenzuela Márquez, Doctor en Historia, profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile

José Yáñez, biólogo, investigador del Museo Nacional de Historia Natural

Juan Carlos Yáñez, Magister en Historia, académico de la Universidad Mayor

Miriam Zemelman Grunwald, Directora del Centro de Estudios Pedagógicos, Universidad de Chile

 

Santiago, mayo de 2000.