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DEVOLVER EL HUÁSCAR

LA HUESERA DE LA GLORIA

LA HUESERA DE LA GLORIA

 

 

Por Sergio Grez Toso*

 

 

“Cuando el ejército chileno marchaba hacia el enemigo y las bandas ponían en juego sus instrumentos, los capellanes bendijeron la tropa, la cual conforme a Ordenanza se hincó, con una rodilla a tierra, y entonces el virtuoso sacerdote don Ruperto Marchant Pereira, que era uno de los capellanes, alzando las manos con profunda y comunicativa emoción pronunció estas palabras: "Hermanos: antes de morir por la Patria, elevad el corazón a Dios`” [1].

 

 

Así describió el historiador chileno Gonzalo Bulnes uno de los momentos previos a la batalla de Tacna o del Campo de la Alianza, donde perecieron o quedaron heridos, el 26 de mayo de 1880, varios miles de soldados chilenos, peruanos y bolivianos.

 

 

La foto que observamos muestra una parte de los restos de los que allí cayeron defendiendo, con la bendición de la Iglesia, a sus respectivas patrias.

 

 

¿Sus patrias? ¿Qué patria defendían los quechuas, aymarás, cholos, “rotos” y “huasos” enrolados en los ejércitos beligerantes? ¿La de sus amos latifundistas y mineros o la de sus comunidades ancestrales? ¿La de los caudillos militares, aquella que les habían inculcado en el servicio militar y en la Guardia Nacional, o la “patria” como simple expresión del amor al terruño?

 

 

Todo parece indicar que cuando estalló la Guerra del Salitre o del Pacífico, el sentimiento nacional estaba más desarrollado en Chile que en Perú o Bolivia, lo que explica, al menos en parte, el triunfo de las armas chilenas. Pero este sentimiento no era muy antiguo ni había brotado espontáneamente. Como todos los fenómenos sociales, el patriotismo chileno tenía un carácter histórico, fruto de determinadas condiciones inscritas en la temporalidad. La prueba es que cuarenta años antes –durante la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana-, casi todos los “rotitos” y “huasos” habían sido conducidos a la fuerza (muchas veces laceados) hacia el norte.

 

 

Sin embargo, en 1879 los alistamientos voluntarios se contaron por miles. El cambio de actitud de la masa popular era el resultado del notorio progreso que experimentaba la construcción del Estado nacional en Chile. El servicio militar en la Guardia Nacional, el disciplinamiento del “bajo pueblo” por medio de la pena de azotes, los trabajos forzados, las papeletas en las zonas mineras, las jaulas rodantes del ministro Portales, la instalación de jefes militares sobre la jurisdicción de los principales yacimientos mineros, instrumentos todos al servicio de la proletarización y la mantención de la dominación oligárquica, así como la paulatina extensión a lo largo del territorio nacional de los aparatos de Estado, la acción de la Iglesia y de la escuela, la difusión de símbolos patrios y la celebración de ciertas efemérides, estaban dando frutos.

 

 

También es necesario considerar que, a pesar de sus contradicciones, el mestizaje étnico y cultural había creado significativos vínculos entre la elite y el “bajo pueblo”. Se ha postulado con buenos argumentos que la transhumancia de los peones, obligados a “correr tierras” en busca de trabajo, habría contribuido a generar en ellos una noción más amplia de su espacio de pertenencia, que coincidía con el núcleo básico del “Chile histórico” (el Norte Chico y el Valle Central). Su movilidad física llevó a estos trabajadores nómades a reconocer o construir una cierta afinidad cultural con otros sectores populares de otros puntos del país, aproximándose con el paso del tiempo a los valores comunes de la “chilenidad” [2]. Este sentimiento y mixtura cultural alcanzaría su coronación durante la Guerra del Pacífico porque las identidades siempre se construyen diferenciándose del “otro” y las guerras –aunque nos repugne aceptarlo- son momentos fuertes en la configuración de las identidades nacionales.

 

 

¿Qué sintió entonces el niño vestido de marinero al contemplar esta montaña de cadáveres? ¿Orgullo nacional, tristeza o indiferencia? ¿Imaginó su Patria (cualesquiera que haya sido) más gloriosa, más digna, más suya al constatar el sacrificio consentido por sus compatriotas? Y al crecer, ¿se anidaron en su espíritu los sentimientos patrioteros de odio y menosprecio por los enemigos de su Estado-nación?, o tal vez, ¿se rebeló contra el militarismo y el chovinismo y practicó la fraternidad por encima de las fronteras como lo hicieron centenares de obreros peruanos y bolivianos que prefirieron enfrentar la alta probabilidad de otra matanza –esta vez en diciembre de 1907 en Iquique- antes que abandonar en la Escuela Santa María a sus hermanos chilenos?

 

 

Nada sabemos acerca del niño de esta foto, pero su imagen meditabunda de los horrores de la guerra quedó archivada como un mensaje para las futuras generaciones que conviene rescatar y difundir.

 

 

Es verdad -como dice Toynbee- que la guerra ha existido desde el surgimiento de la civilización y ha acompañado al hombre a través de la historia, pero es igualmente cierto –como plantea el mismo autor- que la guerra siempre ha sido la causa del fin de las civilizaciones [3]. Enfrentados al inicio del tercer milenio, cuando la globalización y la mundialización parecen engendrar una sola gran civilización –la del conjunto de la humanidad-, los hombres y mujeres de la nueva era que está naciendo tienen en sus manos la posibilidad –única en la historia- de hacer, de este nuevo parto civilizatorio, un alumbramiento menos doloroso que nos ahorre futuras hueseras de gloria.

 

 

 

 

 

[1] Gonzalo Bulnes, Guerra del Pacífico, vol. II, Santiago, Editorial del Pacífico S.A., 1955, pág. 169.

[2] Esta hipóteis ha sido formulada por Julio Pinto Vallejos en “¿Patria o clase? La Guerra del Pacífico y la reconfiguración de las identidades populares en el Chile contemporáneo”. (Ponencia presentada en las XV Jornadas de Historia Económica organizadas por la Asociación Argentina de Historia Económica y la Universidad Nacional del Centro, Tandil, 9 al 11 de octubre de 1996).

[3] Los planteamientos de este autor fueron desarrollados originalmente en su obra A study of history. Algunos extractos fueron publicados bajo el título War and Civilization. Al escribir este comentario he tenido a mano su versión francesa: Arnold J. Toynbee, Guerre et civilisation, Paris, Gallimard, 1973.

* Sergio Grez Toso, historiador, Profesor de la Universidad de Chile, Director Museo Nacional Benjamín Vicuña Mackenna, Director del Magíster en Historia y Ciencias Sociales de la Universidad ARCIS. Es miembro fundador del Comité Chileno por la Devolución del Huáscar al Perú

 

 

 

 

 


5 comentarios

Jaime Francisco Rodriguez Acuña -

No existira paz nunca, no se puede cambiar la historia, todas esas explicaciones llenas de conocimientos e etc.. no llegan a nuestros pueblos.. por iedeas politcas actuales e opotunismos.... no sueñen con Paz... e estamos preparados para lo contrario, desde que naci.

eduardo makarios -

no atizemos rencillas, antiguas guerreras, miremos adelante con una amplia sonrisa.

Miguel Vera Toro -

Agradezco, la formación de esta organización y comparto plenamente la frase "el veneno del nacionalismo", que otra cosa puede ser, sino que veneno, con el cual se alimenta a diario a los seres humanos que conforman las tres naciones PERU-CHILE-BOLIVIA, por si algunos tienen mala memoria, les recuerdo que despúes de las escaramuzas de del 21 de mayo de 1879, un marireno peruano, de alto grado, no escatimó esfuerzos en devolver las pertenencias de otro marinero, esta vez de Arturo Prat y otros, el actúo en conciencia, perfectamente pudo haber guardado tales pertenecias y hoy en el Peru habría un Museo, pero la realidad fue otra, actúo como ser humano y eso es lo que prevalece y trasciende de su persona de generación en generación. Mantener el Huascar en Chile, es solo crear odiosidad y permanente roce entre los pueblos, que perfectamente podrían vivir en la actualidad en armonía, es hora ya, así como se devolvieron 5.000 libros, sustraidos por "nuestros gloriosos soldados, desde las bibliotecas peruanas, personajes que no escatimaron esfuerzos en abusar de su autoridad con el pueblo peruano, debieramos pedir disculpas a las dos naciones hermanas por nuestros atropellos a su dignidad, a las que declaramos un estupida guerra, por parte de unos estupidos y mercenarios politícos de la epoca y que aun perduran. ¿Quién ganó en la mal llamada Guerra del Pacífico?, ¿Ganaron nuestros pueblos?, la odiosidad, el rencor, la burla,el desprecio. racismo estupido, el poder económico, los ingleses dueños posteriores de las salitreras, fueron los ganadores. ¡Pueblos Hermanos, despertad y unios en uno solo!
Devolver al Perú lo que le pertenece y a Bolivia una salida al mar, la hermandad entre nuestros pueblos debe prevalecer, no más fronteras odiosas!!

cristian -

yo tengo la ezperanza que la inmensa minoria de peruanos y chilenos que desean esa paz que conducira al desarrollo de nuestros pueblos, crezca cada vez mas y mas.tambien creo que debemos mirar con muchisimo respeto a la historia ,por esos hombres y mujeres grandes y pequeños peruanos y chilenos que supieron valientemente atender el llamado de sus patrias,si yo hubiese vivido en esa epoca tal vez no hubiese tenido el honor de "salir en la foto" de la portada tal vez tranquila y cobardemente me hubieso ido a un lugar lejano por eso creo que la historia de nuestros pueblos deberia mirarse con mucho respeto por esas personas que hicieron lo que tal vez nosotros no hubieramos hecho.
sueño con que peru y chile se conviertan en el pilar financiero mas grande de la region y se que Dios nos iluminara hacia ello.


(la foto de la portada no es nada el resultado de una epidemia de colera,de otra manera los cuerpos hubieran estado muy muy enterrados o lejos de la ciudad,tengo entendido que la foto fue sacada en chorrillos semanas despues limpiando la ciudad y la presencia del niño vestido de marinero tal vez se deba a la presencia de muelles en chorrillos)

ciotto -

Luego de ver el listado de miembros fundadores, he quedado atonito.
Incluso estoy pensando que esto se trata de una humorada, con el fin de generar tumulto en nuestra vida cotodiana...

En serio, no puedo creer que personajes, con estudios superiores en materias de historia, traten estos temas de esta manera.

Seguro que no son peruanos disfrazados o algo asì???
De los peruanos lo podrìa entender, que busquen este tipo de ataques que han sido su consigna, desde que perdieron la mentada guerra.

Pero vamos al grano:
¿ que diablos pretenden colocando esa foto, por todos conocida?
Se sabe que dicha foto perteneciò a una epidemia de còlera de principios del siglo XX.
De verdad señores, Perù ha hecho de la victimizaciòn un arte, no necesitan de su ayuda......