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DEVOLVER EL HUÁSCAR

FUNDADORES CHILENOS Y MIEMBROS DEL COMITE

 

 

Dr. Alberto Harambour Ross

Historiador

 

Dr. Aldo González

Departamento de Microbiología Molecular

Laboratorio de Biología Molecular de Hongos Basidiomicetos (Lab. Nº 305)

www.cib.csic.es/basidiomicetos/basidiomicetos_es.html

 

Carlos Bongcam

Administrador Público

Periodista y escritor

www.bongcam.com

 

Fernando Ruiz

Representante Permanente de la AICT ante la ONU en Ginebra.

Asociación Internacional contra la Tortura. Ginebra, CH

 

Dr. Germán F. Westphal

Universidad de Maryland

Sede Baltimore, EE.UU.

 

Dr. Hermes H. Benítez,

M.A. Philosophy;

Ph.D. Philosophy of Education, University of Alberta, Canadá;

Ensayista y traductor

 

Hector Salgado

Licenciado en Relaciones Internacionales

http://www.circunstanciasespeciales.com

California, USA

 

Héctor Zavala Leiva

Presidente del "Collectif Droits de l’Homme au Chili" en Francia.

Asociación de DDHH con personalidad jurídica (Ley 1901-Francia).

 

Dr. Juan Carlos Cárdenas Núñez

Médico veterinario. Director del Centro Ecóceanos

www.ecoceanos.cl

 

Dr. Jorge Pinto Rodríguez

Historiador. Departamento de Ciencias Sociales

Universidad de la Frontera (Temuco)

 

Luís Casado

Ingeniero del CESI Paris - Ile de France

Profesor del Instituto Nacional de Telecomunicaciones de Francia

Miembro del CC del PSCh

 

Máximo Kinast Avilés

Instituto Política Cono Sur - Sede Lima

Ex Profesor en la Universidad de Chile

Presidente de ’Una Biblioteca para mi Pueblo’

 

Patricia Parga

Periodista

Editora Noticiero "Latitud Sur"

Radio Campus de la Universidad Libre de Bruselas

Bruselas, Bélgica

 

Pedro Alejandro Matta Lemoine

Director del Programa Académico de Trinity College (USA) en Chile

 

Raúl Gutiérrez V

Periodista

Editor y Director de GranValparaíso

 http://www.granvalparaiso.cl

 

Dr. Róbinson Rojas

College teaching fellow, DPU, University College London

Tutor, Edu. for Sustainability Programme, LSBU, London

www.rrojasdatabank.org www.purochile.org www.rrojasdatabank.org/pfpc

 

Dr. Sergio Grez Troncoso

Doctor en Historia, profesor de la Universidad de Chile,

Director del Magíster de Historia y Ciencias Sociales de la Universidad ARCIS

 

Sergio Medina

Editor y Director de www.correodelsur.ch en Suiza

Comunicador social. Videasta

 

Verónica De-Negri

Activista de Derechos Humanos

 

Víctor de la Fuente

Director edición chilena Le Monde Diplomatique

www.lemondediplomatique.cl

LA HUESERA DE LA GLORIA

LA HUESERA DE LA GLORIA

 

 

Por Sergio Grez Toso*

 

 

“Cuando el ejército chileno marchaba hacia el enemigo y las bandas ponían en juego sus instrumentos, los capellanes bendijeron la tropa, la cual conforme a Ordenanza se hincó, con una rodilla a tierra, y entonces el virtuoso sacerdote don Ruperto Marchant Pereira, que era uno de los capellanes, alzando las manos con profunda y comunicativa emoción pronunció estas palabras: "Hermanos: antes de morir por la Patria, elevad el corazón a Dios`” [1].

 

 

Así describió el historiador chileno Gonzalo Bulnes uno de los momentos previos a la batalla de Tacna o del Campo de la Alianza, donde perecieron o quedaron heridos, el 26 de mayo de 1880, varios miles de soldados chilenos, peruanos y bolivianos.

 

 

La foto que observamos muestra una parte de los restos de los que allí cayeron defendiendo, con la bendición de la Iglesia, a sus respectivas patrias.

 

 

¿Sus patrias? ¿Qué patria defendían los quechuas, aymarás, cholos, “rotos” y “huasos” enrolados en los ejércitos beligerantes? ¿La de sus amos latifundistas y mineros o la de sus comunidades ancestrales? ¿La de los caudillos militares, aquella que les habían inculcado en el servicio militar y en la Guardia Nacional, o la “patria” como simple expresión del amor al terruño?

 

 

Todo parece indicar que cuando estalló la Guerra del Salitre o del Pacífico, el sentimiento nacional estaba más desarrollado en Chile que en Perú o Bolivia, lo que explica, al menos en parte, el triunfo de las armas chilenas. Pero este sentimiento no era muy antiguo ni había brotado espontáneamente. Como todos los fenómenos sociales, el patriotismo chileno tenía un carácter histórico, fruto de determinadas condiciones inscritas en la temporalidad. La prueba es que cuarenta años antes –durante la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana-, casi todos los “rotitos” y “huasos” habían sido conducidos a la fuerza (muchas veces laceados) hacia el norte.

 

 

Sin embargo, en 1879 los alistamientos voluntarios se contaron por miles. El cambio de actitud de la masa popular era el resultado del notorio progreso que experimentaba la construcción del Estado nacional en Chile. El servicio militar en la Guardia Nacional, el disciplinamiento del “bajo pueblo” por medio de la pena de azotes, los trabajos forzados, las papeletas en las zonas mineras, las jaulas rodantes del ministro Portales, la instalación de jefes militares sobre la jurisdicción de los principales yacimientos mineros, instrumentos todos al servicio de la proletarización y la mantención de la dominación oligárquica, así como la paulatina extensión a lo largo del territorio nacional de los aparatos de Estado, la acción de la Iglesia y de la escuela, la difusión de símbolos patrios y la celebración de ciertas efemérides, estaban dando frutos.

 

 

También es necesario considerar que, a pesar de sus contradicciones, el mestizaje étnico y cultural había creado significativos vínculos entre la elite y el “bajo pueblo”. Se ha postulado con buenos argumentos que la transhumancia de los peones, obligados a “correr tierras” en busca de trabajo, habría contribuido a generar en ellos una noción más amplia de su espacio de pertenencia, que coincidía con el núcleo básico del “Chile histórico” (el Norte Chico y el Valle Central). Su movilidad física llevó a estos trabajadores nómades a reconocer o construir una cierta afinidad cultural con otros sectores populares de otros puntos del país, aproximándose con el paso del tiempo a los valores comunes de la “chilenidad” [2]. Este sentimiento y mixtura cultural alcanzaría su coronación durante la Guerra del Pacífico porque las identidades siempre se construyen diferenciándose del “otro” y las guerras –aunque nos repugne aceptarlo- son momentos fuertes en la configuración de las identidades nacionales.

 

 

¿Qué sintió entonces el niño vestido de marinero al contemplar esta montaña de cadáveres? ¿Orgullo nacional, tristeza o indiferencia? ¿Imaginó su Patria (cualesquiera que haya sido) más gloriosa, más digna, más suya al constatar el sacrificio consentido por sus compatriotas? Y al crecer, ¿se anidaron en su espíritu los sentimientos patrioteros de odio y menosprecio por los enemigos de su Estado-nación?, o tal vez, ¿se rebeló contra el militarismo y el chovinismo y practicó la fraternidad por encima de las fronteras como lo hicieron centenares de obreros peruanos y bolivianos que prefirieron enfrentar la alta probabilidad de otra matanza –esta vez en diciembre de 1907 en Iquique- antes que abandonar en la Escuela Santa María a sus hermanos chilenos?

 

 

Nada sabemos acerca del niño de esta foto, pero su imagen meditabunda de los horrores de la guerra quedó archivada como un mensaje para las futuras generaciones que conviene rescatar y difundir.

 

 

Es verdad -como dice Toynbee- que la guerra ha existido desde el surgimiento de la civilización y ha acompañado al hombre a través de la historia, pero es igualmente cierto –como plantea el mismo autor- que la guerra siempre ha sido la causa del fin de las civilizaciones [3]. Enfrentados al inicio del tercer milenio, cuando la globalización y la mundialización parecen engendrar una sola gran civilización –la del conjunto de la humanidad-, los hombres y mujeres de la nueva era que está naciendo tienen en sus manos la posibilidad –única en la historia- de hacer, de este nuevo parto civilizatorio, un alumbramiento menos doloroso que nos ahorre futuras hueseras de gloria.

 

 

 

 

 

[1] Gonzalo Bulnes, Guerra del Pacífico, vol. II, Santiago, Editorial del Pacífico S.A., 1955, pág. 169.

[2] Esta hipóteis ha sido formulada por Julio Pinto Vallejos en “¿Patria o clase? La Guerra del Pacífico y la reconfiguración de las identidades populares en el Chile contemporáneo”. (Ponencia presentada en las XV Jornadas de Historia Económica organizadas por la Asociación Argentina de Historia Económica y la Universidad Nacional del Centro, Tandil, 9 al 11 de octubre de 1996).

[3] Los planteamientos de este autor fueron desarrollados originalmente en su obra A study of history. Algunos extractos fueron publicados bajo el título War and Civilization. Al escribir este comentario he tenido a mano su versión francesa: Arnold J. Toynbee, Guerre et civilisation, Paris, Gallimard, 1973.

* Sergio Grez Toso, historiador, Profesor de la Universidad de Chile, Director Museo Nacional Benjamín Vicuña Mackenna, Director del Magíster en Historia y Ciencias Sociales de la Universidad ARCIS. Es miembro fundador del Comité Chileno por la Devolución del Huáscar al Perú

 

 

 

 

 


COMITÉ CHILENO POR LA DEVOLUCIÓN DEL HUÁSCAR AL PERÚ

COMITÉ CHILENO POR LA DEVOLUCIÓN DEL HUÁSCAR AL PERÚ

Un grupo de ciudadanos chilenos está llevando adelante la iniciativa de crear un Comité por la Devolución del Huáscar al Perú.

Estamos convencidos de la necesidad de fortalecer las buenas relaciones entre los pueblos y a ello contribuiría de forma importante un gesto unilateral de buena voluntad por parte de Chile.

Hay muchos bienes del Perú que los militares chilenos se llevaron como trofeo o botín hace más de cien años. Entre ellos, varios millares de libros de la Biblioteca Nacional del Perú; los leones que adornan la Av. Los Leones esquina de Providencia; esculturas y obras de arte, y muy principalmente para el sentir peruano, el Monitor Huáscar.

Es bueno recordar que el héroe peruano, Almirante Miguel Grau, tuvo varios gestos de caballerosidad. Uno al devolver el uniforme y la espada de Prat. Otro al recoger a los náufragos de la Esmeralda, al contrario de la actitud de Condell. Y un gesto poco conocido, de abstenerse de bombardear las instalaciones de desalinización del agua de Antofagasta, lo que podría haber sido nefasto para el Ejército de Chile.

Estamos planeando las acciones y aceptamos sugerencias y adhesiones, en especial de ciudadanos chilenos, aunque también son bienvenidos los peruanos y personas de otras nacionalidades.

POR LA PAZ EN EL CONO SUR

DEVOLVAMOS EL HUÁSCAR AL PERÚ

Si usted desea adherirse, por favor, envíe un email con su nombre, apellidos, nacionalidad y profesión (o actividad) a nuestro webmasater maximokinast@gmail.com